Entrevista a Mempo Giardinelli

17 de junio, 2016 | 13.15
Mempo Giardinelli nació y vive en el Chaco. Su obra está traducida a 26 idiomas y recibió importantes galardones, entre ellos el Premio Rómulo Gallegos. Es autor de una decena de novelas, entre ellas Luna caliente, La revolución en bicicleta, Santo Oficio de la Memoria, Imposible equilibrio, Final de novela en Patagonia, El cielo con las manos, y sus dos más recientes: ¿Por qué prohibieron el circo? y La última felicidad de Bruno Fólner. Por estos días, se editó Chaco For Ever, un libro con cuentos de Mempo, con historias donde mezclan la pasión y la muerte. Crítico del actual Gobierno, califica a la gestión de Macri como la "canalla retardataria". El Destape charló con Mempo, y aquí compartimos su visión acerca de la literatura, y cómo se entremezcla con el momento social y político.

En Chaco For Ever se mezclan historias de lealtades, de pasiones, de muertes... ¿Cómo le dio forma a este trabajo literario?

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE


Como siempre que se escribe un libro de cuentos: pasito a paso, lentamente, dejando que las historias fluyan. El cuento es mi género predilecto y para mí ante todo está el disfrute; si no gozo escribiendo, aunque sea un texto amargo o adolorido, lo abandono. Y lo demás es cuidar las formas, la textura, la claridad, el bien decir aunque el contenido sea el más repugnante.

¿Qué le significa escribir? ¿Qué desafíos enfrenta ante el papel en blanco?

Esto que estoy diciendo: trabajar porque la literatura es trabajo, también, y es constancia y es ritmo y es, sobre todo, leer muchísimo. A los grandes, especialmente. Porque en ellos está todo. Yo comparto el postulado de Foucault de que ya todo está escrito, y entonces para nosotros lo importante, lo maravilloso, es el acontecimiento del retorno.

El país vive un tiempo político complejo, ¿repercuten en la literatura las crisis sociales?

Por supuesto. La literatura es parte, es causa y es producto de las crisis sociales. Si no, Victor Hugo no hubiese escrito "Los miserables", ni Sarmiento el "Facundo". Ni antes hubiésemos tenido a Dante, a Shakespeare, a Rabelais, a Dostoievsky y tantos más. Es tan obvia la respuesta que no me imagino quién podría creer lo contrario.

¿Que respuestas tuvo a la carta que le escribió a Mauricio Macri?

Una impresionante adhesión, un aluvión de puteadas y una solidaridad conmovedora que aún hoy me estimula.

Usted reconoce mucho la obra de José Ingenieros, un escritor poco reconocido en Argentina. ¿Que encontró en sus escritos?

Una moralidad y una reflexión sobre los deberes que todavía me conmueve cuando lo releo. Ingenieros, aun siendo imperfecto, era un intelectual apasionado, un hombre ético y de principios. Ya casi no hay argentinos de esa estirpe, lo que es una lástima y así nos va. Y por eso mismo ya no se promueve la lectura de por lo menos "El hombre mediocre", que si por mí fuera sería lectura básica para discutir en todos los secundarios del país.

¿Es la literatura una forma de resistencia?

Por supuesto. No siempre victoriosa, desde ya, pero sin dudas moralmente superior siempre.

En pocos días participará de un Congreso sobre problemáticas en educación ¿Cuáles considera que son los síntomas negativos de la educación? ¿Qué aporte se puede hacer desde la literatura?

La literatura es, en sí, un aporte fundamental de la educación. De hecho, no hay educación sin lectura. Como no hay pueblo educado, verdadaderamente educado, si no es un pueblo lector. En cuanto a "síntomas negativos de la educación", no sé, la sola formulación de esa idea me parece un sofisma, un absurdo o un disparate... La educación produce necesariamente resultados, y para alcanzar los mejores resultados hacen falta tiempo, constancia, lecturas de calidad, docentes altamente calificados y una permanente presencia rectora del Estado.

¿Cuál es la resistencia que hace desde su Resistencia chaqueña? ¿Cómo es vivir en Chaco, cómo ese país más allá de la General Paz?

Para mí vivir en mi tierra y en mi barrio es tan natural como para un porteño vivir en Barracas o en Villa Crespo. Si se trata de resistir a la canalla retardataria como la que hoy gobierna este país, cualquier lugar de la república es válido. "Ese país más allá de la General Paz" se llama República Argentina y de ese vasto mundo tomo fragmentos de su tragedia y su contento para hacer literatura. A lo mejor entre tanto intento sale algo perdurable, ¿no?