Entrevista a Bernardo Stamateas

29 de enero, 2016 | 13.32
a mente funciona las veinticuatro horas y la calidad de los pensamientos determina la calidad de esa forma de vivir. En esta charla, Bernardo Stamateas desanda sus ideas acerca de las creencias, de lo que trae el dolor, el sufrimiento; habla de las limitación y de los nudos mentales que todos los seres humanos tienen. Es un destacado escritor y conferencista a nivel nacional e internacional y sus libros son leídos por todos los sectores de la sociedad. "El éxito es la recompensa de tu esfuerzo y de tu persistencia, y de tu decisión de alcanzarlo. Todo en la vida son decisiones", asegura. Nacido en el barrio porteño de Floresta y de ascendencia griega, Stamateas tiene habilidad para el ajedrez, el clarinete y el saxofón. Luego de cursar la secundaria en los colegios Larroque y Mariano Moreno estudió Licenciatura en Psicología en la Universidad Kennedy. Es sexólogo clínico. Es Pastor de la Iglesia Bautista Ministerio Presencia de Dios, en el barrio de Caballito, Ciudad de Buenos Aires. Es un destacado escritor y conferencista a nivel nacional e internacional. Sus libros hoy son leídos por todos los sectores de la sociedad. Varios de sus libros se convirtieron rápidamente en best sellers del mercado argentino. Recorrió todo el territorio argentino brindando asesoramiento y capacitación, como cientos de charlas abiertas al público en general en las ciudades más importantes de nuestro país. Su nombre es referencia obligada a la hora de hablar de liderazgo y superación personal.

-¿Cómo nacen sus libros? ¿Hasta dónde incide el comentario de la gente en sus textos?

- Los libros nacen de escuchar cada día las dudas, las problemáticas, los errores y los aciertos de la gente. Y, al escucharlos, comprender cuál son sus necesidades para poder ayudarlos a ser más felices, a soltar todo su potencial, a descubrir el propósito de sus vidas, a ser la mejor versión de sí mismos y a tener fe en sus sueños y en las metas que tienen por delante. Mi objetivo es transmitir el mensaje que todos los seres humanos tenemos la capacidad de hacer y tener aquello que soñamos. Ayudar a que cada persona tenga una estima sana y se sienta orgulloso de lo que es para que, cuando haya acabado la carrera, llegue vacío, sabiendo que cumplió lo que soñó y lo que se prometió. A ello apuntan mis libros.

-¿La fe y la ciencia son competencia o pueden convivir?

- Cada una tiene el mismo objetivo que es mejorar la calidad de vida, son dos lenguajes distintos. La ciencia trabaja con preguntas, crear una teoría para luego poder refutarla, se hace preguntas, tolera la ansiedad de las mismas y busca respuestas. La fe por otro lado "cree", no se hace muchas preguntas y ambas potencian la vida del ser humano. Necesitamos poder creer porque la fe nos acompaña donde la razón nos abandona, pero también permitirnos el pensamiento científico de cuestionarnos, de buscar. Tiempo atrás se llevaban muy mal por prejuicio de ambas disciplinas, hoy todo lo que haga bien al ser humano y ayude a mejorar es bienvenido.

- Vivimos tiempos en los que parece que la comunicación pasa por las redes sociales. ¿Cuál es la mejor forma de comunicarse?

- Muchos padres me preguntan y están preocupados porque ven a sus hijos mucho tiempo encima de las redes sociales. Frente a ello, yo les digo: "potenciar la presencia real hace que disminuya la presencia virtual". En lugar de ponerle límites a lo virtual necesitamos estimular el encuentro, la mirada, lo social a nivel presencial. "A más presencia real menos presencia virtual". En estos tiempos los chicos confunden justamente lo real con lo virtual, es por ello que muchos presentan dificultades en las relaciones sociales en lo que llamamos la "inteligencia afectiva". Los padres debemos actuar de manera inteligente y potenciar todo lo más que podamos el intercambio de miradas, de gestos en presencia real.

- En su flamante libro Nudos mentales afirma que "la calidad de los pensamientos determina la calidad de nuestra vida". ¿Por qué esa idea?

-No podemos ir más lejos que nuestros pensamientos y la calidad de los pensamientos efectivamente determinan nuestra conducta y nuestras emociones. Porque nuestra mente funciona las 24 horas del día. Pensamos todo el tiempo y, si nuestros pensamientos constantes son de pesimismo, de fracaso o de enfermedad, es imposible que podamos vivir bien, ser felices, proyectarnos y avanzar. Los pensamientos funcionan como una voz que resuena en nuestra cabeza de continuo y nos dice: "No, no, no, no"; "por acá no";" no podés"; "no debés". Por eso es tan importante llenar nuestra mente de pensamientos positivos, de éxito, de bienestar. Uno mismo abre y cierra puertas con aquello que piensa. Uno mismo debe decidir cada día cómo pensará, si lo hará para bien o para mal. Necesitamos decidir qué pensamientos abordaremos y a cuáles dejaremos de prestarles atención. El mayor descubrimiento a nivel psicológico es que, si cambiamos los pensamientos, podemos cambiar la manera de sentir, de ver y de actuar.

-¿Qué es un nudo mental? ¿Por dónde comenzamos a desanudar?

-Un nudo mental es una creencia, una forma de pensar y de actuar que nos produce dolor y angustia, nos limita, nos paraliza y no nos deja avanzar. Es un muro que no nos permite cruzar hacia el otro lado, hacia el lugar del progreso, de los sueños y del bienestar. Es una cadena que nos ata a lo que no funciona. Por ello es necesario desaprender y volver aprender, cuestionar lo que ya no nos sirve y reflexionar sobre ideas y pensamientos que, si los aplicamos, nos hagan ver las situaciones de otra manera para poder avanzar. Un nudo mental es un pensamiento automático que nos repite: "No va a funcionar", o "el tren pasa una sola vez en la vida" (si no hay piquetes, en realidad pasa cada 10 minutos). La raíz de la mayoría de los conflictos son las mentiras que nos decimos a nosotros mismos. Aquello que nos sucede no determina nuestra felicidad o infelicidad, sino lo que cada uno elige creer sobre esa situación. Solo cuando modificamos nuestras creencias, somos capaces de realizar cambios positivos en nuestra vida que perduren en el tiempo.

-En sus libros utiliza mucho el térmico "tóxico" ¿Cómo identificamos a una persona tóxica en el entorno diario?

-Ser tóxico es una forma de vivir, de pensar y de actuar; es una manera de funcionar. Alrededor de la década del '80 la palabra tóxico comenzó a cobrar una mayor dimensión en referencia a cómo nos tratamos y cómo somos los seres humanos. Los tóxicos generan dolor en los demás, son manipuladores y pretenden que uno haga todo lo que ellos dicen y disponen. Son personas maltratadoras que permanentemente evalúan qué dijo y qué hizo el otro, por qué lo hizo o lo dijo. Un tóxico se concentra en nuestros puntos débiles y los maximiza, llevándonos a la culpa y la frustración. Él o ella conoce al dedillo las vidas de los demás pero es incapaz de mirar su propia vida. Tampoco celebra cuando al otro le va bien, de manera que mi consejo es: mantengámonos alejados de estas personas, en cuanto de nosotros dependa.

-¿Qué se puede revertir a partir de conocer nuestras propias debilidades?

-Cuando conozco mis debilidades, soy fuerte. ¿Por qué? Porque sé lo que debo confiar a otros y dónde tengo que poner toda mi capacidad para buscar ayuda y prepararme. Cuando conozco mis debilidades, estoy listo para mejorar y hacer foco en lo que debo cambiar para crecer. Aunque muchos crean lo contrario, una debilidad es una fortaleza que no necesitamos ocultar; tampoco debemos sentir vergüenza por ella. Amigarnos con nuestros puntos débiles nos fortalece. Es fuerte quien conoce sus temores y no huye de ellos, sino que avanza a pesar de ellos y logra vencerlos. Reconocer nuestros logros y ser agradecidos nos impulsa a perseguir, y alcanzar, todo lo que aún no hemos logrado y nos conducirá hasta la cima.

-Los ámbitos laborales suelen ser espacios de conflictos ¿Qué pasa cuando la vocación queda a un costado y sólo se trabaja por el dinero?

-El empleo me da dinero; el trabajo es tu vocación. Trabajar no es empleo; en hebreo significa llegar a ser; no es hacer. Es desarrollarte íntegramente. Hay gente tan pobre en el mundo que lo único que tiene es dinero. Entonces hay que dejar correr nuestros sueños y disfrutar mucho más de lo que hacemos. Esa es la recompensa más maravillosa que podemos recibir. Por supuesto que no vamos a decir que el dinero es malo y, con un pensamiento monástico, que es lo único. Las prioridades tienen que estar relacionadas con nuestros sueños. Si yo corro detrás del dinero, éste será mi amo; si yo corro detrás de mis sueños, el dinero será mi esclavo.

-Se trata entonces de generar lugares de negociación...

-Hay tres cosas que un emprendedor profesional debe perfeccionar. Una es el networking, es decir, la capacidad de realizar conexiones interpersonales. El capital más valioso suele ser la agenda y esto no es coleccionar tarjetas, sino relaciones humanas. Uno no debe buscar la gente para manguearlas, sino para ayudarlas. Lo que se siembra se cosecha luego. Otra cosas es la comunicación. Cuántos hacemos mejores hamburguesas que las empresas que más venden. Sin embargo, estas comunican mejor el producto. Lo último es la negociación. Y no se trata de ser rígidos de buscar ganar siempre o de aflojar. Hay que aprender a negociar. networking, comunicación y negociación son los tres atributos que debe tener un buen jefe o un buen emprendedor.

-Dicen que existe otro mundo, pero queda en este mundo. ¿Cómo es el mundo de Bernardo Stamateas?

-Mi mundo se distribuye entre mi consultorio, mi tiempo de investigación y preparación de los libros y mis viajes. Tengo la bendición de haber recorrido el país completo cuatro veces y de haber visitado 35 países del mundo. También dedico tiempo a mi familia y a dar conferencias donde hablo con la gente. Tengo la dicha de hacer lo que me gusta, por lo que me considero afortunado. Tengo una familia extraordinaria, Alejandra y mis dos hijas, y una enorme madriguera de gente a quienes amo y quienes me aman.