En agosto del año pasado, la Argentina sufrió un desabastecimiento de la manteca porque es "más rentable" producir quesos ante la escasez de leche. Ocurre que hubo una pérdida de rentabilidad en los tambos sumado a problemas climáticos (incendios e inundaciones que mataron miles de vacas). Esto hizo que la producción de leche en 2016 fuera de 9895 millones, una merma del 12,5% respecto de 2015. Y en cuanto al consumo, este también se desplomó: cayó 4 litros por persona.
Este año, "por precaución" la industria decidió importar manteca. Y es que la crisis del sector lácteo en la Argentina es acuciante. SanCor logró resucitar tras un salvataje financiero, que se pagó a medias, en tanto, que La Serenísima sigue en pie pero con una feroz caída de ventas.
Según fuentes citadas por el diario La Nación, la industria lo hizo por "precaución", debido a que "algunas empresas le compraron manteca a (la cooperativa uruguaya) Conaprole. Lo hicieron para reprocesar con la manteca de acá y luego envasarla", señaló la fuente consultada.
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Y añadió: "Estamos en la estación del año de reducción de la producción y, por la carencia de forrajes, con problemas de calidad. Eso ha generado pocos sólidos en la leche; falta un poco de grasa", indicó el industrial.
Sin embargo, la misma fuente aseguró que "no hay faltantes de manteca, el mercado está bien abastecido, pero eso se hizo por precaución por la caída de la producción".