El financiamiento del desarrollo: tres etapas de los últimos diez años

11 de julio, 2015 | 18.56

Frente a la inminencia de un nuevo triunfo electoral, que dará lugar al cuarto mandato del FPV, evaluaremos los desafíos atinentes al comportamiento de las cuentas externas.

En estos doce años identificamos tres etapas de la conducta del balance cambiario de la Argentina: en primer lugar, el quinquenio 2003-2008, que parte de una economía sobreajustada por la crisis de 2001-2002 y se expande hasta el crack internacional de 2008-2009; una segunda, caracterizada por el freno impuesto por dicha crisis y la vigorosa recuperación del bienio 2010-2011 y; finalmente, la etapa iniciada en 2012, definida por una aguda restricción externa que aún perdura.

Hay rasgos comunes que las atraviesan. El dominante, es que la expansión de la economía argentina descansó en la capacidad de financiamiento provista por las divisas de las exportaciones. El otro elemento, es la presencia de una política fiscal y monetaria expansiva, orientada a apuntalar la demanda interna. Y por último, una política cambiaria que dotó a la economía de condiciones para competir en el mundo, pero protegiendo el empleo y el salario.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

La cuenta corriente del balance cambiario fue crecientemente superavitaria hasta 2008, frente a una cuenta capital deficitaria. Así, el saldo comercial positivo fue suficiente para garantizar el incremento del nivel de actividad y afrontar los vencimientos de deuda pública a partir de 2006, cuando empiezan a regir las obligaciones del primer canje de deuda efectuado en 2005 y el pago al FMI.

El año 2009 estuvo signado por el impacto de la crisis financiera internacional, que angostó la oferta de divisas provenientes del comercio exterior. Si bien hacia 2010-2011 se experimenta una vigorosa recuperación, ya en este último año aparece un cambio de signo en la evolución favorable entre la cuenta corriente y la cuenta capital del balance de cambios: el saldo negativo de esta última supera el superávit de la primera. La economía comienza a desenvolverse con un balance de cambios negativo que tenderá a reducir el nivel de reservas internacionales en el BCRA.

La situación se agudiza entre 2012 y 2013 para revertirse, gracias a una cuenta capital positiva, en 2014. La evolución del balance cambiario a partir de 2012 revela que el ingreso de divisas proveniente de nuestras ventas en el exterior es insuficiente para afrontar el desequilibrio que provoca la demanda de energía y el cumplimiento de los servicios de deuda pública, operando la acumulación de reservas internacionales como un amortiguador para sostener el nivel de actividad. La acumulación de reservas en el lapso 2003-2011 fue de U$S 33.682 millones, y la pérdida en el trienio 2012-2014, de U$S 13.933 millones.

Los ingresos por exportaciones de bienes que alcanzan U$S 80.772 millones en 2012, descienden a U$S 75.250 millones en 2013 y vuelven a caer a U$S 69.569 millones en 2014. Hay factores que explican la aceleración de la caída interanual: primero, las exportaciones hacia nuestro principal destino, Suramérica, se reducen de U$S 32.422 millones en 2012 a U$S 29.505 millones en 2013 (-9%), y a U$S 24.437 millones en 2014 (-24,6%) - las caídas más relevantes en valores absolutos se verifican en Brasil y Chile-. En segundo lugar, también disminuyen las ventas hacia otros compradores relevantes, como son la Unión Europea, China y Estados Unidos, proceso influido mayormente por la evolución del precio internacional de los commodities, dado el mayor componente primario de estas exportaciones.

Este comportamiento de las ventas argentinas al exterior es el principal determinante de la restricción externa, cuadro que se ve tensionado por el aumento de los servicios de deuda y la necesidad de importación de energía.

Entonces el interrogante se desplaza hacia la evolución de la cuenta capital y su capacidad para expandir la economía, al margen del comportamiento de la cuenta corriente.

El tránsito entre un esquema de cuenta corriente del sector externo holgada y una de capital deficitaria hacia otro de cuenta corriente ajustada y una cuenta capital superavitaria, no es un debate menor para una fuerza política que ha manejado con éxito la autarquía interna frente a un escenario internacional incierto y volátil, debate que hasta ahora fue amortiguado por la variación negativa que experimentaron las reservas internacionales en el BCRA, pero que en la nueva etapa se torna ineludible para recuperar el sendero de crecimiento y cruzar el umbral del desarrollo, escenario para el que Argentina se encuentra madura.