Un audio al que tuvo acceso El Destape reproduce el relato de un niño de siete años que contó con lujo de detalles cómo era abusado y cómo su progenitora lo entregaba a manos de “memo”, su abuelo para que lo abusara. En cámara gesell, el niño relató que le teme a “memo”, quien le metía "el dedo en la cola". Ahora una jueza quiere que vuelva con su madre materna, cómplice del delito.
El niño sufre abuso sexual desde antes de aprender a hablar, ya que previo a que el niño pudiera mencionar palabra alguna, sufría tips nerviosos que de alguna manera daban testimonio de lo que el niño padecía.
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A pesar de los dichos del niño, la justicia de forma injusta decidió sobreseer a la progenitora por un error en la calificación jurídica.
“Memo”, aguarda su juicio oral y público en la justicia de Tucumán. Está señalado como el autor material del delito de abuso sexual contra un niño que hoy tiene 7 años, (al momento del hecho tenía 3).
A pesar de que el niño señala a su progenitora como partícipe del abuso sexual que lo tuvo por víctima, la jueza de familia 7 de la ciudad de Tucumán, la Dra. Angela Rossana Martínez de Albarracín, jueza del Juzgado de Familia VII Nominación, insiste sin razón con el proceso de revinculación del niño con su madre, priorizando así el interés de la progenitora, por sobre el superior interés del niño.
En la cámara Gesell que se le realizara al niño en el marco de la causa por abuso sexual seguida contra su abuelo materno, el niño dice textualmente que memo era una persona muy mala, que “le metía el dedo en el culito”. Deja en claro que su progenitora sabía de la situación pero que nada hizo al respecto.
El trato que ha recibido el niño por parte de la justicia es indigno, además de los jueces que han hecho caso omiso a su superior interés, capítulo aparte merece la actitud que ha tomado el Psicólogo del Gabinete Psicosocial de Tucumán, el Licenciado Gerardo Bemsch, quien lanzaba risotadas cuando el niño le contaba que memo le metía el dedo en la cola. Este profesional, no solo que hace caso omiso, sino que además se le ríe, en una actitud totalmente inhumana.
Como si fuera poco, el progenitor del niño, quien desde el primer momento veló por el sufre una imputación por impedimento de contacto, es víctima de amenazas reiteradas si no facilita el contacto de la progenitora con el niño, haciendo caso omiso a los hechos de abuso sexual agravado que vivió el niño a manos de su abuelo materno, ayudado por el silencio cómplice de su progenitora.