Al igual que en materia económica, el gobierno de Javier Milei se planteó cambiar la política energética. Llevó adelante una liberalización del mercado y un ajuste de los precios relativos con la meta de equipararlos a valores internacionales. Por un lado, se cumple un año de precios “libres” de tarifas y combustibles. Por el otro, el sector privado fue proclamado actor protagónico, aunque las únicas obras públicas energéticas las llevó adelante el Estado.
En 12 meses, Milei frenó pagos a las generadoras de energía y les dio un bono con una quita del 50%. También se quedó sin gas en mayo por falta de coordinación en el área energética del gobierno para prever importaciones y suspendió licitaciones de obras para mejorar el sistema eléctrico y evitar cortes masivos de electricidad. Además, anunció un Plan de Contingencia para el Verano que todavía nadie conoce en detalle. Hoy una familia que usa garrafa paga más del doble por cada metro cúbico de gas que un hogar de altos ingresos conectado a la red.
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Interna en energía
La visión libertaria inicial en política energética se encontró con un muro de contención en el quinto piso del Palacio de Hacienda. Es que Luis Caputo no le dejó pasar una medida a la Secretaría de Energía de Eduardo Rodríguez Chirillo que atentaría contra la desaceleración de la inflación y la reducción del déficit. Chirillo intentó implementar la Canasta Básica Energética (CBE) que eliminaba la segmentación tarifaria de Martín Guzmán por un esquema que cruzaba variables casi imposibles de cruzar.
Para controlar de cerca a Chirillo, a mitad de año Caputo inventó un cargo y nombró a Daniel González como coordinador de Energía y Minería. En los hechos, Caputo puso un hombre de su confianza por encima de Rodríguez Chirillo. Limitado, el secretario aguantó poco más de tres meses y renunció.
El año de Milei-Caputo cierra con un recambio completo en la Secretaría de Energía, que pasó a manos de María Tettamanti, alineada 100% con el Palacio de Hacienda. Algunos dicen que la nueva secretaria es fruto de un acuerdo entre Macri y Santiago Caputo. Lo cierto es que para Chirillo perder el control de la política energética fue un golpe muy fuerte, incluso más duro que las críticas que recibió públicamente a mitad de año por el grosero error que tuvo al decir en una entrevista que en la Argentina a la noche la energía es más barata, cuando la tarifa es plana todo el día.
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El “mejor ministro de Economía de la historia” también frenó aumentos de tarifas que impulsaba Chirillo porque atentaban contra el IPC, en un reconocimiento implícito por parte de Caputo de que la inflación no es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. En síntesis, la interna en Energía la ganó Caputo.
La vaca atada
La producción de Vaca Muerta viene aumentando desde hace algunos años. El peso del shale oil y shale gas (no convencionales) es cada más más grande en la producción total del país y va a ir creciendo. La idea de autoabastecimiento dejó de ser parte de la agenda (como lo fue en la discusión de la Ley Bases) y fue reemplazada por el objetivo de exportar grandes volúmenes de gas a Brasil y de crudo a distintos mercados mundiales.
Este año, la producción de crudo crecerá un 9,7% respecto a 2023 y encadena el cuarto año consecutivo de suba del país y el octavo de Vaca Muerta. En gas, la producción aumentará 7,1% respecto a 2023 y será la mayor desde 2006, según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Los combustibles en la era de Milei aumentaron 100%, tomando desde $ 553 por litro de súper en diciembre 2023 en una estación de servicio de YPF de CABA a los $ 1.108 por litro actuales. La suba impulsada por el gobierno durante el año busca la paridad con los precios de importación.
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Al mismo tiempo, en 2024 el consumo interno de nafta y gasoil se derrumbó un 4,4% y 5% respectivamente. Distintos analistas remarcan que la suba del precio de los combustibles permitió a las petroleras invertir en Vaca Muerta y escalar la producción a futuro.
Otra política del primer año de Milei en energía fue darle continuidad a dos obras clave para Vaca Muerta, pese al rotundo freno a la obra pública a nivel general, como fueron las ampliaciones del Gasoducto Perito Moreno (ex Néstor Kirchner) y la reversión del Gasoducto Norte. Esto permitió sustituir importaciones por producción local y en 2024 tener una balanza energética con un superávit de US$ 5.000 millones (por el GNK en 2023 la balanza fue neutra).
En estos 12 meses, YPF, la petrolera controlada por el gobierno, lanzó el plan para vender áreas maduras en distintas provincias para concentrar la inversión en Vaca Muerta. También este año YPF fue parte de un tironeo político para ver dónde se iba a construir “la inversión más grande de la historia”, una planta de licuefacción de gas de Vaca Muerta para exportar GNL.
Finalmente YPF definió construirla en Río Negro y no en Buenos Aires. Tanta especulación oficial dejó en un lugar incómodo a la malaya Petronas, socia de YPF, que finalmente decidió no invertir US$ 30.000 millones. Hoy YPF está asociándose con otras petroleras locales para traer barcos de licuefacción y exportar GNL con una escala menor a la que tenía el proyecto con Petronas.
Tarifas y eliminación de subsidios
Según el Reporte de Tarifas y Subsidios del Observatorio IIEP–UBA, este año las tarifas de gas aumentaron 531% y las de electricidad 268% (en términos reales -contemplando la inflación- las subas fueron de 50% y 30% respectivamente).
La política del gobierno en materia de tarifas fue otorgarle un fuerte aumento a las distribuidoras de electricidad y gas en la primera parte del año. Pero la recomposición del VAD (Valor Agregado de Distribución) para distribuidoras y el margen de transportistas no impactan en la reducción de subsidios. Para quitar subsidios el gobierno implementó este año una suba en el precio estacional del gas y la electricidad, que es el segmento que permite ir quitando los fondos estatales.
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El gobierno no aplicó la Canasta Básica Energética y, pese a las expectativas de las empresas reguladas del sector, tampoco llevó adelante la Revisión Tarifaria Integral, que permite darle un marco a los nuevos cuadros tarifarios.
La política de liberación de precios y recomposición de las tarifas, tal cual la implementó el gobierno, generó además que en la actualidad una garrafa de gas envasado de 10 kilos tenga como precio de referencia $ 10.500 y se consiga en el mercado a $ 17.000, es decir, un 250% más de lo que paga un hogar de altos ingresos del Nivel 1 de la provincia de Buenos Aires por la misma cantidad de metros cúbicos de gas consumidos, según publicó el medio especializado EconoJournal. Vale recordar que el 40% de los hogares en la Argentina todavía no están conectados a la red de gas y cocinan, se bañan y calefaccionan con garrafas.
Verano
Este verano posiblemente no alcance la generación de energía para cubrir el consumo durante los picos de calor y esto podría provocar cortes masivos de electricidad. Luego de algunos meses de inacción, la Secretaría de Energía lanzó un Plan de Contingencia para el Verano, aunque todavía no se conocen detalles. El plan consistiría en desplegar containers con generadores móviles en el AMBA y traer un barco turco que genera hasta 1.000 MW, pero a un precio carísimo de generación. El plan también incluiría negociaciones con el gobierno de Lula para importar energía de Brasil.
En generación, el plan propone pagar un precio diferencial a las empresas generadoras para que pongan en disponibilidad turbinas viejas y de mayor consumo de combustibles. Además, se les pagará a las grandes industrias (siderurgias, cementeras, entre otras) que voluntariamente apaguen sus máquinas durante las olas de calor. No se conoce cuánto le saldrá al Estado esa remuneración adicional.
Por último, Tettamanti anunció a principios de diciembre que el gobierno creará un cargo fijo en las facturas de electricidad para que los usuarios financien la obra de transporte de alta tensión AMBA I, que es clave para que el sistema interconectado del país no funcione al límite como en la actualidad.
Luego de unos días, y por indicación de Santiago Caputo, el gobierno frenó la medida. Ahora está reviendo cómo financiar la obra, que demandará US$ 1.100 millones. Lo cierto es que este año el gobierno no avanzó en infraestructura eléctrica ni con privados ni con fondos estatales.
Para terminar, queda el reciente anuncio oficial de la venta de las acciones que tiene el Estado en Transener, una compañía clave en el área de transporte en alta tensión, y el lanzamiento de un nuevo Plan Nuclear Argentino, ambas medidas quedarán para 2025.