Por Dra. Laura Maffei (M.Nº 62441), endocrinóloga, especialista en estrés. Directora de Maffei Centro Médico. @dralauramaffei
En la sociedad actual, el dinero va más allá de ser un simple medio de pago; ejerce una influencia directa en nuestra capacidad para llevar a cabo actividades que valoramos. Cuando el presupuesto limita nuestras decisiones, el desafío se convierte en una realidad palpable. Por este motivo, debemos aprender a identificar los signos de tensión.
El estrés financiero, vinculado a preocupaciones como deudas e inflación, desencadena una concentración de cortisol en el organismo, manteniéndolo en alerta constante y afectando la calidad del sueño y la salud en general.
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Como especialista, afirmo que debido al constante impacto de factores de preocupación nuestro cuerpo no tiene la oportunidad de recuperarse de la liberación de adrenalina y cortisol, resultando en un estado de alerta continuo. Nuestra percepción del estímulo y de nuestros recursos para manejarlo son determinantes en la activación o disminución de nuestro nivel de ansiedad. Ambos aspectos son críticos para determinar si experimentamos un aumento de la misma o mantenemos la calma.
La gestión adecuada de este tipo de factores comienza por identificar las fuentes que los originan y analizar cómo nos posicionamos frente a ellos.
* Estresores absolutos vs relativos
La ansiedad está presente de manera imperceptible; no siempre somos conscientes de estar agobiados ni reconocemos los síntomas. Prestar atención a malestares físicos como dolor de estómago, dificultad para dormir o tensiones musculares es crucial.
En la vida, enfrentamos estresores absolutos, vinculados a situaciones inevitables como pérdidas o enfermedades, y relativos, relacionados a las pequeñas preocupaciones diarias. ¿Realmente merecen estas preocupaciones nuestra energía?
* Las hormonas
Situaciones que desencadenan la secreción de hormonas de estrés (cortisol y adrenalina) en cantidades importantes o prolongadas pueden llevar a un sistema de tensión crónica. Un ejemplo claro es el actual clima económico en Argentina.
El cortisol y la adrenalina, hormonas fundamentales para superar situaciones y adaptarnos a los cambios, cuando se perturban o desequilibran, dan inicio a diversas enfermedades.
El nerviosismo crónico, generado ante situaciones de angustia e incertidumbre, tiene consecuencias en el cuerpo y el cerebro, como infartos, arritmias, alergias, gastritis, depresión y falta de motivación.
Argentina es una fuente constante de presiones que cumplen con estas características, siendo recurrentes y generando impotencia al no poder controlarlas, con picos imprevisibles de empeoramiento. Las emociones procesadas en la amígdala cerebral y los receptores a estas hormonas participan en el desequilibrio que muchos experimentan en fatiga mental.
* Algunas recomendaciones
Practicar una actividad física placentera, evitar el aislamiento, imaginar soluciones temporales que reduzcan la alerta en el cerebro para pensar con claridad, crear espacios para relajarse, mantener una dieta saludable, practicar la meditación o el yoga, reír y conectarse con otros y descansar adecuadamente, son algunas recomendaciones.
Es necesario cortar el impulso permanente de cortisol elevado para encontrar soluciones más efectivas. Además, enfocarnos en lo que realmente importa nos libera del agotamiento. Dejemos ir lo que no podemos cambiar y concentremos nuestra energía en lo que sí podemos controlar. Mi consejo profesional es disfrutar cada momento sin perder tiempo en preocupaciones innecesarias.
Con información de Télam