Elena Roger está inmersa en una gira con su espectáculo Mina…Che cosa sei?!?, en homenaje a la cantante italiana Mina Mazzini, y dialogó con El Destape Web sobre cómo vive el regreso de este clásico estrenado en 2003 en Buenos Aires. Al mismo tiempo, la artista contó su experiencia al encarnar a Eva Perón, habló de su vínculo con ese ícono argentino, reveló cómo es su relación con la música y aludió al desafío de cantar en diferentes idiomas.
La eximia cantante se pronunció sobre cómo la atraviesa lo social a nivel local y mundial: comprometida con el cuidado del medio ambiente, Elena Roger mencionó las medidas que toma para llevar una vida no tan consumista y habló de la importancia de sacar el foco de la productividad.
Mina…Che cosa sei?!?, cantar en distintos idiomas y los diferentes públicos del mundo
¿Cómo fue reencontrarte con el personaje de Mina?
- Hace 20 años que creamos esta obra con Valeria Ambrosio. En realidad, hicimos un edit de muchas canciones del repertorio de Mina Mazzini, de admirarla, porque a mí me gustaba mucho cantar italiano y, cuando Valeria me presentó a este personaje, yo me enamoré y empecé a escuchar muchísimo su repertorio, me parecía fantástico porque era muy variado: tenía humor, ironía, maldad, romanticismo, comedia; podía encontrar de todo. Y cuando nos reencontramos con Valeria, yo tenía muchísimas ganas de hacer un espectáculo mío y ella quería dirigir, entonces en ese deseo que tuvimos me llegó la oportunidad de una fecha en el BAC (British Art Center) y tomé la decisión de hacer un concierto de música italiana, decidí hacer un concierto de Mina Mazzini. Le dije a Valeria si tenía ganas de dirigirme y me dijo que sí, así que juntas armamos el espectáculo.
En ese momento sentí que no iba a poder pararme frente a una orquesta o con un pianista, que no lo iba a poder sostener como artista ni como cantante, porque no sentía que mi técnica fuera muy buena ni que podía cantar las canciones que cantaba Mina, ella es increíble. Entonces decidí ponerme en este personaje que vive muchísimas cosas a través de las canciones de Mina, de su repertorio. Lo invitamos a Diego Reinhold para ser parte de este espectáculo y a Gaby Goldman como director musical, y dijeron que sí.
Era solo una fecha y de ahí gustó tanto que Valeria se lo mostró a Alejandro Romay y nos dio esa fecha del 8 de diciembre del 2003 para el teatro El Nacional. Entonces, para mí no es solamente un espectáculo o un personaje: es el puntapié inicial de una segunda parte de mi carrera, de una decisión de qué hacer con mi carrera. Y, como fue angelado, para mí volver a ese espectáculo es volver a estar angelada y a estar con estos compañeros con los que inicié este proceso: con Diego nos veíamos mucho en esa época, después dejamos de vernos un poco pero yo lo siento como un hermano, como un amigo muy querido, una persona con la que nunca dejé de tener contacto. Valeria Ambrosio y Gaby Goldman, lo mismo. Los músicos han sido mi banda durante el resto de mi carrera, después de ese Mina... Che cosa sei?!?.
También quiero aclarar que el espectáculo no es la vida de Mina Mazzini, sino que a través de sus canciones transitamos muchos estados de la pareja, de la no pareja, del ser solo, de la vida. Y eso es lo que es distinto a otros musicales que he encarado.
¿Cómo llegó el italiano a tu vida?
- Mi nonna, mi abuela era italiana: una condesa de Le Marche cuyo papá se había jugado toda la fortuna y el título. Ella viajó en 1925 con su marido a instalarse en Buenos Aires y cuando él falleció ella se quedó viviendo con mi mamá, porque sus hijos mayores ya se habían casado. Y cuando mi mamá se casó decidió vivir en la misma casa con su mamá, mi abuela.
Mi abuela era muy especial, nos cantaba en italiano, nos recitaba en italiano, nos contaba cuentos y no es que yo lo entendía, lo fui entendiendo.
O sea, de chica no lo hablabas.
- No, claro. O sea, sí: escuchaba a mi abuela, pero ella era la única que hablaba en italiano en la casa. Ella me hablaba en italiano y yo le respondía en español. Así y todo, cuando voy a Italia, tengo una percepción muy fácil del idioma y lo hablo bastante. Me produce muchas cosas cantar en italiano, que es como mi lengua materna: tu energía física y tus células vibran.
¿Tu abuela llegó a saber de este espectáculo o a verlo?
- No, porque ella falleció en el 95 y este espectáculo fue en el 2003. Ella falleció y yo todavía no trabajaba, en realidad, ese año en que ella falleció yo empecé a trabajar. Fue como una iluminación que ella hizo desde sus alturas.
¿Cómo es cantar en distintos idiomas?
- Es difícil. Yo tuve varias experiencias: el italiano me resultó fácil porque era como una segunda lengua, al inglés lo había estudiado de joven y cuando tuve que hacer Evita ya lo sabía pero tuve que poner hincapié en la pronunciación. Y después tuve el fatal del francés, un idioma de cero tratando de pronunciar todas vocales, todas las diferencias que tiene; es engorroso porque dependiendo de cómo pronunciás es una palabra u otra.
También sucede algo extraño cuando hablás en otra lengua porque hay algo del sonido y las distintas vibraciones que hace que cada situación sea muy particular o especial. Cada idioma te produce algo distinto.
Actuaste en muchos países con públicos diferentes, me imagino. ¿Qué diferencias notás entre los públicos de cada país?
- El ser humano es igual, siento yo. Si hay una especie de frialdad o comportamiento distinto es porque quizá el humor sea diferente o lo que emociona es un poco distinto. Claro que cada país vive sus cosas pero, como seres humanos, el público cuando le gusta algo es cálido y tuve la fortuna de tener una buena recepción en el lugar donde estuve.
Elena Roger, su interpretación de Evita y sus palabras sobre el ícono argentino
Como decías recién, además de Mina, hiciste a mujeres como Edith Piaf y a Evita. ¿Qué se siente encarnar personajes tan fuertes y tan populares, tan metidos en el entramado social? ¿Hay alguna presión?
- Sí, yo sentía bastante presión con respecto a Evita porque era un personaje que tenía que ver con mi país y yo siempre había vivido en un ambiente donde había una especie de pelea entre Perón sí, Perón no. Pero era más peronista que otra cosa. Entonces Evita era una figura importante y Perón, también.
Cuando leí la obra de Andrew Lloyd Weber y Tim Rice había algo que me chocaba porque no es peronista la obra, tiene una mirada distinta, más de la oposición. Bah, ni siquiera diría de la oposición, porque tiene una especie de juzgamiento más de la política y de los pueblos, entonces tuve que salir de ser argentina, mirarlo en su totalidad y volver a ingresar para poder aportar lo que yo sabía por ser de acá. Tratar de humanizar a Evita, que estaba con un tratamiento de una dictadora: hacerla humana; cuando ella se comportaba de una manera déspota, que hubiese una razón por la que ella se comportaba así.
Fue un trabajo interesante y, cuando salía de hacer la obra, tenía argentinos que me decían “es tal cual lo que pasó” y había otros que me decían “la obra es maravillosa, pero la historia nada que ver”. Entonces, es muy gracioso porque cada uno vive su universo.
¿Cómo eran recibidas tus propuestas para humanizar a Evita por parte de las autoridades de la obra?
- En realidad yo no cambiaba nada de la obra: estaba escrita así, pero a lo mejor cambiaba intenciones o mi foco no estaba en hacer de este personaje solamente a una dictadora. Ya Madonna había hecho algo distinto y también había una canción muy hermosa que se llamaba You Must Love Me, que era muy lindo porque la mostraba a Evita con una vulnerabilidad importante y era hermoso ese matiz.
Además este musical convirtió a Evita en uno de los personajes argentinos con más trascendencia mundial.
- Sí, gracias al musical fue conocida en todo el mundo.
Y la trascendencia que tiene no es con una imagen negativa.
- No, no. En realidad es como una gran diva: los amantes del musical la ven como la diva, la gran diva. Con su vestido cuando canta No Llores por Mí Argentina, su pose icónica. Me acuerdo de un comentario cuando alguien fue a verla a Broadway, una persona que no era argentina, que dijo “al final Evita no era tan mala”. Entonces, bueno, también los tiempos cambian: algunas cosas que surgían de la obra en los 80 no son las mismas que en el 2020 o en el 2012 cuando la hice en Broadway.
En relación a lo que significa Evita en Argentina, ¿qué crees que tiene para mantenerse tan vigente?
- Fue una época del país muy importante, que duró muchos años y muchos períodos. Evita fue una mujer que abrió camino: hizo posible que las mujeres puedan acceder a lugares como el Senado o a la votación. Si bien no fue Evita la primera mujer en decir que la mujer tenía que votar, fue cuando ella estuvo cerca del poder que se logró. Había mujeres que venían peleando eso hace un montón y ella lo hizo posible. Es la mujer que fue en contra de todas las reglas que en ese momento se dictaban desde la alta sociedad.
La música y Elena Roger
En cuanto a tu carrera discográfica, ¿estás trabajando en algo, tenés ganas?
- Sí, tengo muchas ganas de grabar Mina, este espectáculo. Seguramente lo vamos a hacer cuando se nos abra un poquito de tiempo. Siempre también quedan pendientes algunas cositas con Escalamdrum y cosas con mi banda que me gustaría grabar. Pero un disco, no. Debería pensar.
A lo largo de mi carrera no he grabado todo lo que he cantado. Me dan ganas de grabar cosas que he cantado en conciertos, shows y que he preparado pero no las he plasmado en un disco.
¿Y la composición musical?
- Siempre tuve la fantasía: hubo momentos en los que sentía tantas cosas que me hubiera gustado plasmarlas en papel, pero no fue por ahí. O hasta ahora al menos. Quizá en algún momento pueda sentarme a escribir, pero nunca hice una canción.
Te he escuchado decir que la música es trascendental en tu vida y que tenés una sensibilidad musical muy particular.
- Sí. A veces uno no es el que tiene que canalizar esas palabras, sino que canaliza el sentimiento en la interpretación de las canciones. Hay tantos autores y cantautores tan geniales que hay mucho para cantar, lindo y profundo.
¿Qué música estás escuchando ahora?
- Te soy sincera: desde que trabajo muy fuerte en los shows musicales, en mi casa me gusta tener el silencio. Pero teniendo hijos casi adolescentes, sobre todo mi hija, escucho Wos, Calle 13, Ca7riel y Paco Amoroso, por ahí ando. Ya no es mía la música en mi casa (risas). Paso desde Los Raviolis hasta no sé (risas).
Muchos artistas con hijos a los que entrevisto me responden lo mismo, que sus hijos manejan la música.
- Y sí, es un poco así. Y está bien, porque también me hicieron conocer cosas que no conocía y ver nuevos personajes de la música.
¿Hay exponentes actuales que te llaman la atención?
- Sí, me gusta mucho Wos, a veces me sorprende lo que baja en letras. Más allá de la música, para mí las canciones no son solo la música sino también lo que se dice.
La música que está en tu casa cuando sos chiquito te marca y te deja una sensibilidad especial para siempre. ¿Qué te quedó a vos de chica? ¿Vos pensás en eso en relación a lo que escuchan tus hijos?
- Sí, a veces me gustaría que mis hijos escuchen más la música que yo escuchaba pero también relajo y siento que, bueno, que escuchen lo que quieran. Además entre el arte que hago yo, las obras musicales, entre todo eso algo bueno va a salir.
A mí me gustaba mucho la música clásica, Mozart, las óperas. También me gusta mucho el ballet, Tchaikovsky, era lo que más escuchaba. Pero también me gustaba mucho Queen, la obra de Charly García, de Serú Giran. Pasaba por los Rolling Stones y también un montón de cantantes como Barbra Streisand, Celine Dion, es infinito. También escucho un montón de Julio Sosa, entonces es como tan amplio.
¿Y el folklore?
- Sí, me gusta un montón. Mercedes Sosa me encanta, en realidad me gusta la música: dentro de las distintas variedades encontrás tesoros. No es solo lo que escuchaste de chico.
¿Hay algún clásico del repertorio argentino que tengas ganas de grabar?
- Creo que Seminare no lo canté nunca. Pero hay un montón que no interpreté, ya veré (risas).
¿Qué es la música para vos?
- Me gusta esa canción que dice “Music was my first love” (la música fue mi primer amor). Para mí la música es un todo, es mi existencia. Siento que cuando la escucho, la bailo, la canto, es lo que me llena y más me conecta con la divinidad.
¿Cuál creés vos como artista que es el rol de la música y del arte en general a nivel social?
- Siento que es el gran espejo de la sociedad. En el teatro, muchas de las obras que vamos a ver nos muestran muchas de las actitudes que tenemos como seres humanos y nos hacen despertar de actitudes que vimos, que vivimos. Nos hace pensar. Por ejemplo, en este espectáculo que estoy haciendo de Mina, estaba la discusión de poner o no subtítulos. Tomamos la decisión de no ponerlos y a mí me ha pasado también de ver en muchos lugares obras en las que no entendía una sola palabra, pero era tan confortable sentarme y observar una obra de arte, así como a veces vamos a ver un cuadro y estamos bastante tiempo hasta entender qué quiso decir el artista y a veces no importa eso sino qué te pasa cuando ves eso, cuando escuchás esa música, adónde te lleva, qué pensamiento sobre la existencia te incentiva.
Es un momento de gloria el arte y es importante para la sociedad porque estamos bastante en el límite de que solo lo importante es trabajar y ganar plata, entonces el ocio y la contemplación no están más. Eso es muy importante para el ser humano también.
La industria del arte y un mundo que aliena
Somos un medio muy atravesado por todo lo que pasa a nivel social; no puedo dejar de preguntarte cómo ves como artista la realidad del país, de la cultura en particular.
- Mi postura como ser humano es que siento que podemos sentarnos y hablar de todos los problemas que tenemos como país, como sociedad, como cultura y como todo; o podemos sentarnos y crear, hacer, salirnos de ahí. Hablamos de nuestro país pero, si ampliamos un poco, el mundo tiene un montón de situaciones problemáticas y también un montón de cosas buenas y lindas, que no son las que salen en la televisión y las que nos meten en la cabeza hasta reventarnos. Creo que tendríamos que tomar un poco más de contacto con esas bellezas y crear también cosas más bellas para contrarrestar la negatividad de todo lo terrible que sucede. Siento que esa es la mejor manera de salir adelante y yo como ser humano lo implemento todo lo que puedo.
Siguiendo por lo social, has contado que tuviste una etapa no tan consumista en pos del cuidado del medio ambiente. ¿Cómo es vivir de manera no tan capitalista en un mundo que lo es?
- Uno puede vivir en medio del desastre y tener su conexión con otra cosa. Hay personalidades: la mía no es aquella que necesita tener el último modelo de auto, o ciento cincuenta televisores o el último celular; soy una persona que trabaja para ser austera y no dejarse llevar por todo lo que el mundo ofrece. Y así educo a mis hijos: cuando me dicen “quiero esto, mamá” les digo “¿lo necesitás? ¿para qué?”. A veces sí los lleno de cosas para que vean qué pesado es estar así y a veces les hago pensar por qué comprarían esto, por qué comprarían lo otro, toda la basura que se genera cuando uno compra cosas que no necesita y después descarta. Es simple, es divino, me encanta vivir de esa manera y no necesito vivir de otra.
Se nos mete en una vorágine que es levantarnos a las 7 de la mañana, ir a trabajar, no estar con nuestros hijos, no disfrutar de la vida y solamente tener que trabajar y trabajar para otra persona, haciendo lo que otra persona necesita. Creo que la pandemia en ese sentido nos hizo muy bien, sacando el tema de salud obvio. Pero tuvimos que estar a la fuerza en nuestras casas y muchos dijeron “¿y si me pongo a reciclar?, ¿y si hago esto otro?”. Y en el ocio pudimos ser mejores seres humanos. Entonces, por eso llamo a la meditación, a la contemplación. Mucha gente cambió de vida: dejó su trabajo y arrancó otra cosa. Hubo un despertar de la manipulación a la sociedad.
¿Y cómo ves al panorama social al respecto? ¿Ves posible que las mayorías se acoplen a ese estilo de vida en un corto plazo o no?
- Veo una especie de comercio en lo que es la ecología y todo eso; siempre la industria está metida en el medio. Siento que tenemos que estar con los ojos bien abiertos: no porque diga “ecocuero” es ecológico. Y no por no matar a un animal, el producto es ecológico. A veces un monocultivo mata un montón de animales y con los pesticidas nos van a matar a todos. Entonces, hay que encontrar el equilibrio de ser respetuoso con la vida de los otros seres, tanto animales, vegetales como minerales.
En cuanto a la alienación que suelen producir los trabajos, ¿alguna vez te sentiste presa del sistema incluso trabajando en el arte?
- A mí me gusta mucho el arte y cambiar de trabajo, hacer distintas obras. Cuando tuve que estar casi un año y medio haciendo Evita en Londres, que uno dice “qué bendición, cuánto actores quisieran estar con la serenidad económica de un año de trabajo”, pero yo ya no podía más ir a hacer siempre lo mismo, estés bien o no, teniendo que ser siempre la mejor porque tenía la compañía a mis espaldas y tenía que ser lo que esperaban los que compraba el ticket.
Una vez me enfermé, tuve que estar por un reflujo como diez días afuera, y me llamaban diciéndome “¿cuándo volvés?”. Bueno, también en el arte sucede eso, o está el que “che, tenés que seguir siendo la que llena los teatros y a veces no sucede eso y ahí está la trampa: el arte no es solo para vender tickets; el capitalismo toma todo, hasta cómo tiene que ser un artista. “Para que vos tengas éxito, tenés que grabar las canciones así, hacerlas con este acento, tienen que tener este ritmo y tenés que hablar de esto”, y se va tu personalidad como ser humano, que es lo más interesante para un artista, ser distinto.
Sí, eso puede verse en algunos cantantes muy populares muy atenidos a esos esquemas “del éxito”, no hay alma.
- Yo no miro televisión pero cuando estaba en Londres en 2006, casi el siglo pasado (risas), me acuerdo que una vez estaba mirando un reality de esos de quién canta mejor, que ni me acuerdo cómo se llamaba, donde estaba Simon Cowell. Era hermoso ver cantar a cada uno, pero del otro lado había una crítica: me acuerdo que una vez ese juez había dicho “vos estás cantando esta canción, cómo te vas a vestir de esa manera, cómo vas a mirar así, hacer asá” y a mí me había parecido fantástico lo que había hecho el chico y dije: “¿A dónde vamos? Si el pibe estuvo bien como artista, lo único que hizo fue no ponerse la ropa que vos esperabas". Entonces vamos a ser todos iguales como artistas porque estamos actuando bajo la opinión de otra persona. Y también está bien que el artista si tiene ganas haga lo mismo que otro, qué sé yo, la realidad es que cada uno tiene su experiencia en esta vida y tiene que ir hacia lo que necesite aprender.
Recién nombrabas a los realities de canto, ahora va a salir una temporada nueva de La Voz acá en Argentina. ¿Te llamaron para ser jurado de algún programa así? ¿Los ves?
- No, no los consumo. No veo televisión y tampoco series y esas cosas. Me cuesta muchísimo. O sea, veo películas y algunas veces me he copado con alguna serie pero no puedo decir “este fin de semana me voy a matar viendo la temporada tal”, porque siento que es una quemazón de la cabeza. Tengo tantas cosas que hacer, que no me puedo sentar a mirar algo, salvo que sea realmente una obra de arte o me hayan dicho que no me lo pierda, pero igual me cuesta. Soy una persona muy activa y me gusta sentarme a ver.
¿Por qué lado pasan tus consumos culturales?
- Voy bastante al teatro, hoy voy a ir al Colón a ver Carmen, El Ballet. Voy al cine, un poco. Y me cuestan los museos, aunque cuando me invitan voy y digo “ah, mirá, esta parte del arte no la tengo. Qué ignorante que soy”. Veo cosas que me llaman la atención y digo “wow”.