Las siete maravillas del mundo antiguo se destacan por su arquitectura, belleza e ingeniería y son hitos de la capacidad humana para imaginar y crear. Si bien las conocemos gracias a listas de la antigüedad y todavía existe la duda en torno a sí algunas verdaderamente existieron porque se destruyeron hace mucho tiempo, las maravillas son parte del imaginario histórico del mundo.
¿Cómo se definieron las 7 maravillas del mundo antiguo? Al explorar otras civilizaciones los viajeros griegos recopilaron las primeras guías de las cosas más notables para ver, pensadas como recomendaciones para futuros turistas, por eso, las Siete Maravillas se encuentran en todo el borde del Mediterráneo. Los llamaron theamata (vistas), el nombre luego evolucionó a thaumata, es decir "maravillas".
Las versiones más conocidas provienen del poeta Antípatro de Sidón del siglo II a.C. y del matemático Filón de Bizancio, pero otros nombres incluyen a Calímaco de Cirene y al gran historiador Heródoto. Además, se considera que los griegos sólo eligieron siete porque creían que tenía un significado espiritual y representaba la perfección.
La gran pirámide de Giza
La Gran Pirámide de Giza es la maravilla más conocida del mundo antiguo porque es la única que se mantiene en pie. Mientras las otras seis desaparecieron hace siglos, la pirámide está en el norte de Egipto. Construida en circa 2500 a.C., como la tumba del faraón Keops de la IV dinastía, es la más grande de las tres pirámides de Giza, su altura original es de 146,5 metros. Con los años, la capa exterior de piedra caliza se ha erosionado y se redujo casi 8 metros de altura, pero no por eso dejó de ser una de las maravillas más extraordinarias y destacadas del mundo.
De acuerdo a estudios recientes, se cree que por lo menos se necesitaron 14 años para transportar y colocar los 2,3 millones de bloques de piedra que la componen. Cómo lo hicieron los egipcios hace 4.000 años y cómo hicieron para alinear sus estructuras con los puntos de la brújula todavía no encuentra respuesta.
Mausoleo de Halicarnaso
El gobernador del Imperio persa y de Caria, Mausolo, construyó una nueva y destacada capital para él y su esposa Artemisia en Halicarnaso, en la costa occidental de la actual Turquía, con hermosas estatuas y templos de mármol. Enviada a hacer por Artemisia (también hermana de Mausolo), hecha de mármol blanco, la estructura monumental se asentaba sobre una colina que dominaba la capital que había construido.
Fue diseñada por los arquitectos griegos Sátiro de Paros y Piteo y contaba con tres niveles que combinaban los estilos arquitectónicos licio, griego y egipcio. El nivel más bajo tenía alrededor de 20 metros de altura, que formaban una base de escalones que conducían al segundo, rodeado por 36 columnas. El techo tenía la forma de una pirámide, con una escultura de un carro de cuatro caballos en la parte superior que elevaba la altura de la tumba a unos 41 metros. Cuatro de los artistas más famosos de Grecia crearon otras esculturas y frisos para rodear la tumba, cada uno decorando un solo lado.
Se cree que la tumba fue destruida por terremotos en la época medieval, pero una parte de ella sobrevivió. Por eso, del nombre del emperador Mausolo deriva la palabra mausoleo.
Estatua de Zeus
Esta maravilla fue creada por el escultor Fidias en el Templo de Zeus en Olimpia, hacia el 435 a.C. En esta estatua, de casi 12 de metros de altura, está Zeus sentado en un trono hecho de madera de cedro y decorado con oro, marfil, ébano y piedras preciosas. El dios del trueno sostenía una estatua de Nike, la diosa de la victoria, en su mano derecha extendida y un cetro con un águila en la parte superior izquierda.
Era tal su magnitud que apenas cabía dentro del templo. Durante ocho siglos, las personas viajaban a Olimpia solo para ver la estatua. Si bien, dice la historia, sobrevivió al emperador romano Calígula, quien quiso que la llevaran a Roma para que su cabeza pudiera ser reemplazada por su propia imagen, Zeus finalmente desapareció y se cree que fue con la destrucción del templo en 426 d.C.
Jardines colgantes de Babilonia
Los Jardines Colgantes de Babilonia son la maravilla del mundo antiguo más puesta en duda porque no hay evidencia que demuestre que en realidad estuvieron en los desiertos de lo que ahora se conoce como Irak. Una teoría es que el rey de Babilonia Nabucodonosor II hizo que se crearan los Jardines Colgantes, en el 600 a.C., para consolar a su nostálgica esposa, que extrañaba los paisajes verdes de su tierra natal de Median (lo que ahora es Irán). De acuerdo a la historia, algunas de las terrazas incluso llegaban a alcanzar los 23 metros.
Según esta creencia, la vegetación exótica era regada por medio de un sofisticado sistema de bombas y tuberías que traía agua del río Éufrates. El ingeniero y escritor griego Filón de Bizancio describió el proceso de riego de los jardines diciendo que "los acueductos contienen agua que corre desde lugares más altos, permitiendo que parte del flujo ruede cuesta abajo mientras que fuerza otra parte hacia arriba, corriendo hacia atrás, por medio de un tornillo", que incluye un "Tornillo de Arquímedes".
El Faro de Alejandría
El Faro de Alejandría nació porque el puerto mediterráneo en la costa de Egipto, fundado por Alejandro Magno en 331 a.C., necesitaba una forma de señalización que facilitara navegar las aguas poco profundas y la zona rocosa. Por eso, durante el reinado de Ptolomeo II, c280-70 a.C., se decidió crear una torre de señalización luminosa elevada en la isla cercana de Faro (por eso se llaman faros en español). Fue el arquitecto griego Sóstrato de Cnido quien se encargó de construirlo y le tomó más de una década terminarlo.
Se cree que el faro tenía una altura de un poco menos de 140 metros, lo que lo convierte en la segunda estructura más alta hecha por humanos de la antigüedad después de la Gran Pirámide de Giza. La torre se dividía en una base cuadrada, una sección media octogonal y una sección superior cilíndrica, todas conectadas por una rampa en espiral para que se pudiera encender una hoguera en la parte superior, que supuestamente era visible a 30 millas de distancia. Su diseño se convirtió en el modelo de todos los faros desde entonces.
Si bien logró sobrevivir a varios terremotos, el faro fue abandonado con el tiempo y sus ruinas se derrumbaron definitivamente en el siglo XV. En 1994, arqueólogos franceses descubrieron piedras masivas en las aguas alrededor de Faros que formaban parte de la antigua estructura.
Templo de Artemisa
El Templo de Artemisa tuvo una existencia violenta y en realidad fueron varios, construidos uno tras otro en Éfeso, la actual Turquía. En su forma más deslumbrante el templo de mármol blanco tenía una extensión de más de 110x55 metros, con toda su longitud adornada con tallas, estatuas y 127 columnas. En el interior había una estatua de la diosa Artemisa para que los visitantes de Éfeso dejaran ofrendas a sus pies.
Esta maravilla primero fue destruida por una inundación del siglo VII a.C., luego por un pirómano llamado Herostratus en 356 a.C. que quería alcanzar la fama por cualquier medio y por una incursión de los godos germánicos orientales en el siglo III. Su destrucción final se produjo en el año 401 d.C. y quedaron muy pocos restos, algunos de sus fragmentos se encuentras en el Museo Británico.
Coloso de Rodas
Creada en 282 a.C., esta estatua del dios sol Helios fue erigida durante 12 años por el escultor Cares de Lindos para celebrar un triunfo militar en un asedio de un año. El Coloso de Rodas fue la última maravilla en ser construida, pero fue destruida muy rápido. Permaneció en pie durante menos de 60 años.
La historia asegura que los habitantes de Rodas vendieron las herramientas que dejó atrás su enemigo vencido para ayudar a pagar el Coloso, fundieron las armas abandonadas para aprovechar el bronce y hierro en la edificación y usaron una torre de asedio como andamio. Con vistas al puerto, Helios medía unos 32 metros de altura, y posiblemente sostenía una antorcha o una lanza. Algunas representaciones lo muestran a horcajadas sobre la entrada del puerto, permitiendo que los barcos naveguen entre sus piernas, aunque se considera que esto hubiera sido imposible con las técnicas de la época.
El Coloso se destruyó con un terremoto en el 226 a.C. y los ciudadanos de Roda no quisieron reconstruirla porque un oráculo les dijo que habían ofendido a Helios. Así que los restos de la monumental estatua permanecieron donde habían caído durante más de 800 años, atrayendo visitantes.
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