En la previa de la Navidad, cuando el tiempo escasea pero las ganas de cocinar algo casero siguen intactas, una receta se abre paso entre tradiciones y nuevas costumbres: el pan dulce hecho en licuadora, sin amasar y con aceite. Práctico, rendidor y con un resultado sorprendente, este método se volvió tendencia en redes sociales por una razón sencilla: funciona.
Lejos de la elaboración clásica que exige horas de amasado y reposo, esta versión simplificada permite obtener un pan dulce húmedo, esponjoso y aromático, ideal para compartir en la mesa navideña o regalar. La clave está en la licuadora, que se encarga de integrar los ingredientes húmedos y activar la levadura sin el clásico esfuerzo de amasar para llegar a la consistencia correcta.
Ingredientes para un pan dulce en licuadora
- 3 huevos.
- 100 gramos de azúcar.
- 100 gramos de manteca.
- 1 sobre de levadura seca.
- 1 taza de leche (250 cc).
- Agua de azahar a gusto (opcional: esencia de vainilla si no se consigue).
- 500 gramos de harina 0000.
- Frutas abrillantadas a gusto.
- Frutos secos a gusto (opcional: se puede usar uno solo o combinar ambos).
Preparación de la receta de pan dulce
El primer paso es simple: en el vaso de la licuadora se colocan los huevos, el azúcar, la manteca, la levadura seca, la leche y unas gotas de agua de azahar, que aporta el perfume clásico del pan dulce. En caso de no contar con ella, la esencia de vainilla funciona como reemplazo perfecto. Todo se licúa hasta lograr una mezcla homogénea y suave.
Esa preparación se vuelca en un bowl amplio y se incorpora de a poco de harina 0000, mezclando con cuchara o espátula. No hace falta amasar: basta con integrar bien los ingredientes hasta obtener una masa espesa pero uniforme. En este punto llega el toque personal: se pueden sumar frutas abrillantadas, frutos secos, chips de chocolate o una combinación de todos, según el gusto de cada persona o familia.
Con la mezcla terminada, se tapa el bowl y se deja reposar durante 40 minutos en un lugar templado. Durante ese tiempo, la levadura hace su trabajo y la masa gana volumen. Luego se coloca en moldes de pan dulce enmantecados y se lleva al horno medio, precalentado, hasta que esté dorado y al pincharlo salga seco.
El resultado es un pan dulce casero que respeta el espíritu navideño. Una receta accesible, sin complicaciones, que demuestra que las tradiciones también pueden reinventarse sin perder sabor ni emoción.
