Chamical, una localidad del sureste de La Rioja, quedó para siempre en los registros climáticos del país por un dato que todavía sorprende: en el verano de 2014 alcanzó una sensación térmica de 57,5°C, una cifra tan extrema que la convirtió en uno de los puntos más calurosos de la Argentina contemporánea.
Ubicada en los Llanos Riojanos, una región conocida por su clima árido y sus paisajes secos, Chamical suele convivir con veranos intensos. Pero aquella jornada de 2014 fue excepcional: la combinación de altas temperaturas y una humedad inusual generó una percepción térmica casi insoportable.
La sensación térmica, vale aclarar, no mide el calor real del aire, sino cómo lo experimenta el cuerpo humano. Cuando hay humedad, la transpiración no se evapora con facilidad, y el organismo pierde capacidad para refrescarse. Ese fenómeno fue clave para que Chamical alcanzara un récord histórico.
Una ciudad marcada por el calor y por la historia
Además de su clima extremo, Chamical lleva en su nombre la huella de su entorno: se cree que proviene de “chamisal”, término asociado a zonas con abundancia de chamico y matorrales secos, plantas típicas de los ambientes áridos del norte argentino.
Su desarrollo moderno estuvo profundamente vinculado al ferrocarril. Como ocurrió en muchas ciudades del interior, la llegada del tren a fines del siglo XIX e inicios del XX impulsó la actividad económica, conectó la zona con otras provincias y permitió el crecimiento urbano. Hoy, Chamical funciona como un centro de servicios clave dentro de los Llanos Riojanos.
Naturaleza, desafíos y ciencia en un mismo punto del mapa
Los veranos abrasadores y los inviernos templados moldean tanto el paisaje como la vida cotidiana. La fauna y la flora están adaptadas a la sequía, y viajar hacia esta zona, accesible por la Ruta Nacional 38, ofrece una postal distinta de la Argentina: más desértica, más silenciosa y profundamente auténtica.
Pero Chamical no solo es conocida por su clima. También tiene un vínculo histórico con la investigación científica y tecnológica. En sus proximidades funcionó un destacado centro de experimentación que tuvo un papel importante en el desarrollo tecnológico del país durante el siglo XX. Ese pasado, sumado a su legado ferroviario, convierte a Chamical en un destino atractivo para quienes buscan entender la historia menos visible del interior argentino.
