Javier Milei caminaba por los pasillos de la Casa Rosada que estaba iluminada tenuemente. Ya eran las 20.49 de la noche, un horario poco usual para su presencia allí. Afuera había manifestantes, piedras tiradas, perdigones y cartuchos y todavía sobrevolaba el olor a gases de las fuerzas de seguridad que habían cumplido con la represión más violenta desde su asunción. El Presidente no quiso salir por aire, con helicóptero. Nunca lo hace. Se metió a un auto negro y con una flota de otros vehículos de custodia partió rumbo a la quinta de Olivos.
El Gobierno ahora comienza una lucha por ganar la opinión pública. Una pelea que en rigor la arrancó ayer en plena marcha con armas plantadas en el piso, escombros desperdigados, autos y motos de la policía abandonados y panfletos partidarios con consignas ridículas atribuidas a la izquierda que son falsos. Desde hoy va a poner en valor esos usos y costumbres que ya son parte del paisaje argentino.
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En Casa Rosada temen que éste sea el 2017 de Milei. ¿Qué es el 2017? El comienzo del fin del gobierno de Mauricio Macri. Fue en diciembre de ese año luego de la represión mientras se votaba la reforma previsional en el Congreso.
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Con el potente aparato de trolls y medios de comunicación que casi en su totalidad respondieron a la letra del Ministerio de Seguridad, Milei intentará ganar la discusión pública. La vieja política, lo que queremos dejar atrás, los zurdos, los barras, desestabilización, golpe. Los términos más usados por funcionarios de Gobierno. Hacia ese debate van los libertarios.
No hay manera de que el Gobierno salga ileso de las imágenes de ayer y la represión a jubilados e hinchas. En Casa Rosada igualmente creen que sigue y crece el "operativo núcleo duro". Alrededor de Milei entienden que este tipo de eventos si bien le restan imagen positiva al Presidente fidelizan a votantes y militantes libertarios. Similar al discurso del mandatario en el Foro de Davos. "Los que se quieran bajar, que se bajen ahora".
Si bien en privado hay algunas tenues críticas al operativo de Patricia Bullrich, la ministra es y será sostenida por Milei. No van a remover ni va a renunciar. Igualmente puede haber temor por el nivel de autonomía y poder que pueda estar ganando la ministra, a quien nunca los libertarios dejan de mirar de reojo por ser una externa (PRO) y porque conocen su ambición: quiere ser Presidenta de la Nación y nadie puede confirmar que en 2027 no lo desafíe a Milei.
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