En medio de un paro de controladores aéreos en reclamo mayores salarios en Aerolíneas Argentinas, el expresidente Mauricio Macri le marcó la cancha al presidente Javier Milei al exigir "un plan de desarme urgente" de la empresa estatal y sugirió "tres alternativas" para la línea de bandera. Desde comenzar un "proceso de quiebra" para "reestructurarla" sin "convenios colectivos" de trabajo, dividir la compañía en "dos o tres nuevas" o "liquidar" sus aviones, simuladores y áreas de mantenimiento y rampas a otras empresas privadas. Sobre el futuro de los trabajadores, remarcó: "hallarán rápidamente oportunidades".
"Por el bien de todos los argentinos, lo que necesita Aerolíneas Argentinas es un plan de desarme urgente. La situación actual es una ruina sin salida", escribió Macri en una extensa carta que publicó en su cuenta de la red social X. Además de cuestionar a los gremios y sus trabajadores -quienes se encuentran en pleno conflicto salarial con la empresa- el titular del PRO planteó tres propuestas para el futuro de la empresa.
MÁS INFO
"1. Iniciar un proceso de quiebra, que permite dos opciones, la continuación de la empresa luego de reestructurarla (no se trasladan al adquirente los viejos convenios colectivos) o la realización de sus bienes".
"2. La escisión de la empresa en dos (o tres) nuevas, una aérea y otra de servicios en tierra, también con nuevos convenios colectivos".
"3. La rápida reducción de la empresa y la liquidación de sus activos por separado: los aviones a las nuevas ingresantes del mercado, los simuladores, el área de mantenimiento y la empresa de rampa por otro", enumeró el expresidente.
Las dos primeras opciones que plantea Macri excluye los actuales Convenios Colectivos de Trabajo de Aerolíneas, en el que están contempladas no sólo las escalas salariales sino también derechos de los empleados y obligaciones que debe cumplir la empresa, calificados por el expresidente como "privilegios insostenibles y vergonzosos". En tanto, con la tercera alternativa, el titular del PRO sugirió despidos de trabajadores y la venta de los elementos centrales de la compañía como sus aviones y simuladores e incluso de la empresa estatal de rampas Intercargo.
La carta completa de Macri en redes sociales
LA ESTAFA DE AEROLÍNEAS ARGENTINAS
Por el bien de todos los argentinos, lo que necesita Aerolíneas Argentinas es un plan de desarme urgente. La situación actual es una ruina sin salida. Los convenios colectivos de APLA (pilotos); APTA (mecánicos y despachantes) y AAA (representante de los tripulantes de cabina) estipulan privilegios insostenibles y vergonzosos.
Biró y sus socios han estafado demasiados años a los argentinos, incluso a aquellos que no vuelan, bajo la falsa bandera de soberanía y el concepto anacrónico (y costoso) de aerolínea de bandera. Son ellos quienes se encargaron de que hoy se vuele poco, de que sea caro, que haya menos conexiones entre provincias y principalmente, de hostigar descaradamente a la competencia para mantener sus beneficios. Cabe destacar que la mayoría de las pérdidas se dieron (y continúan) en las rutas internacionales, donde tiene todavía menos sentido que los argentinos subsidien conexiones que existen de todas formas, porque en todas hay competidores con tarifas similares que le cuestan cero a los argentinos.
La Revolución de los Aviones que vivimos entre 2015 y 2019 nos dejó una lección a todos: lo importante no pasa por quién es el dueño, sino porque la aerolínea funcione. Y funcionar es simplemente tener que hacer lo que hay que hacer sin costarle un peso a los argentinos. Insólito, pero todavía hay que explicarlo. Durante esos años volar fue un 80% más barato que en 2015. Y en 2019, volaron por el país 6 millones más de pasajeros que en 2015. Por primera vez en 12 años ingresaron nuevas aerolíneas, después de años estancados sin opciones. Veamos la situación en el resto del mundo.
Hoy la conectividad aérea se garantiza de otros modos. Como entre 2015 y 2019, cuando demostramos que se vuela más y más barato con un sistema de apertura y de competencia. El gobierno actual encara una política semejante, respondiendo el mandato social que pide responsabilidad fiscal y la reducción del Estado exagerado al que nos sometió el kirchnerismo por años.
Hoy, en el camino correcto que implica de manera urgente dejar de solventar el déficit de Aerolíneas con impuestos, las alternativas son tres:
1. Iniciar un proceso de quiebra, que permite dos opciones, la continuación de la empresa luego de reestructurarla (no se trasladan al adquirente los viejos convenios colectivos) o la realización de sus bienes.
2. La escisión de la empresa en dos (o tres) nuevas, una aérea y otra de servicios en tierra, también con nuevos convenios colectivos.
3. La rápida reducción de la empresa y la liquidación de sus activos por separado: los aviones a las nuevas ingresantes del mercado, los simuladores, el área de mantenimiento y la empresa de rampa por otro.
Quiero aclarar algo. Aunque la mayoría de los empleados de la empresa sean excelentes profesionales y buenos trabajadores, no dejan de ser rehenes de unos pocos que no quieren que la empresa funcione. Aerolíneas Argentinas tiene activos humanos de primer nivel y materiales de interés sustancial para competidores del sector aéreo: aviones, talleres, infraestructura, simuladores.
En un sector de crecimiento e ingreso de nuevas empresas, los empleados altamente profesionales de Aerolíneas (que son la mayoría), hallarán rápidamente oportunidades.
Hay muchos ejemplos en países de la región, como el caso de VARIG en Brasil, donde sus empleados pudieron insertarse en el mercado dentro de las aerolíneas que hoy vuelan más rutas y son más accesibles para la población. Hay frente a nosotros dos caminos. Uno es un país conectado, con opciones y pasajes baratos, donde miles de personas pueden subirse por primera vez a un avión y donde los argentinos se reencuentran con sus familias en cada una de las provincias sin costarle un peso a la sociedad, o un país donde Biró y sus socios siguen manejando nuestras vidas con el dinero de nuestros bolsillos para mantener sus beneficios. ¿Cuál vamos a elegir?