Si todo parece complicado, hay que refugiarse en lo conocido, volver a las bases y construir a partir de allí. Como otros antes que él, cuando las papas queman, Alberto Fernández se recuesta en el peronismo y el peronismo lo recibe con los brazos abiertos. Su encumbramiento como titular del Partido Justicialista y la convocatoria virtual para apoyar al gobierno el 17 de octubre forman parte de una maniobra para darle un poco de aire ante el hostigamiento opositor, sellando el frente político a sus espaldas. En ese movimiento, el Presidente se vuelve a ubicar en el lugar que más le conviene, el de imprescindible, en un momento en el que la unidad es el seguro de vida del Frente de Todos y él la figura que garantiza tal unidad. Con la coalición en orden y encolumnada, será el momento de avanzar con una nueva estrategia que le devuelva al oficialismo la iniciativa que tanto le costó sostener durante el primer tramo de su mandato.
La reunión telemática del Consejo Nacional Justicialista celebrada en la noche del viernes fue la más concurrida en mucho tiempo, según recuerdan algunos habitués. Es posible que la virtualidad, que exime del engorro de los viajes, ayudara a engrosar la asistencia, pero eso no le resta volumen político a una convocatoria en la que estuvieron representadas todas las provincias, incluso aquellas, como Córdoba y Salta, que se mantuvieron al margen hasta el diez de diciembre. Entre los presentes estaban representadas todas las tribus; había funcionarios, diputados y senadores, referentes de movimientos sociales y de las centrales obreras, gobernadores e intendentes. El Presidente no participó, aunque sí lo hizo, en su nombre, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. El subsecretario de Asuntos Políticos, Miguel Cuberos, se conectó para coordinar de los aspectos operativos del acto del 17. Ellos marcan la rúbrica de Fernández, que deja hacer y aprueba.
“Tocamos pito y estaban todos”, explica un viejo armador del peronismo que estuvo a cargo de la convocatoria. Hubo media docena de gobernadores, entre quienes se destacó el debut en esa arena del bonaerense Axel Kicillof (que hizo uno de los alegatos más encendidos, fiel a su estilo) y también la presencia del sanjuanino Sergio Uñac, que no suele acudir a esa clase de citas y además mantiene un feudo añoso con su coterráneo José Luis Gioja, todavía presidente del partido. También resultó sorpresiva la delegación puntana, con la participación de los dos hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, enfrentados por el control del peronismo en su provincia pero encolumnados en apoyo al gobierno nacional. El santiagueño Gerardo Zamora, de origen radical, no participa de esos cónclaves, pero envió en su nombre al senador José Emilio Neder. Por Córdoba, se conectó el titular del PJ y presidente de la Legislatura, Oscar González, hombre del riñón de Juan Schiaretti.
El sindicalismo también cantó bingo, con todas las corrientes aunadas para llevar al Presidente a dar su discurso del 17 de octubre al histórico salón Felipe Vallese de la CGT. Además de los titulares de la CGT oficial Héctor Daer y Carlos Acuña, participaron dirigentes de otros sectores, como el metalmecánico Ricardo Pignanelli, el metalúrgico Antonio Caló y José Luis Lingeri (Obras sanitarias). También fue de la partida el titular de la CTA, Hugo Yasky, que desde el año pasado propone avanzar hacia la unificación del movimiento obrero. Hugo Moyano, que no es muy amigo de los métodos telemáticos, en conversaciones telefónicas comprometió el apoyo de Camioneros. Andrés Rodríguez, de UPCN, que tampoco estuvo el viernes, forma parte, sin embargo, de la mesa chica que organiza el acto. Diferida la pelea por la renovación de autoridades cegetistas, todos los espacios dejaron diferencias de lado para consolidar el apoyo al gobierno nacional.
Para completar el cuadro cabe consignar la presencia de referentes de organizaciones como La Cámpora (estuvo el ministro de Interior, Wado de Pedro) y el Movimiento Evita (representado por el secretario de Asuntos Parlamentarios, Fernando “Chino” Navarro). Aunque no fue de la partida el Frente Renovador, que hoy tiene una estructura partidaria por afuera del PJ, en las últimas semanas está ganando fuerza la hipótesis de invitar a sus dirigentes, que en su mayoría tienen origen justicialista, a que vuelvan a incorporarse al partido. Esa oferta incluiría un rol importante para Sergio Massa en la lista unificada que se presentará el 16 de noviembre con Fernández a la cabeza y que deberá reflejar la pluralidad en el reparto de cargos. Por ahora no está previsto que aparezcan rivales; el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, que amenazó con presentarse, había sido invitado a unirse a la sesión de Consejo del viernes pero no apareció.
El acto del 17 será el punto de partida. Está previsto que en el histórico salón Vallese, con capacidad para 300 personas, haya solamente 25, por prudencia. Allí habrá lugar para el Presidente, la cúpula cegetista, miembros clave del gabinete y dirigentes de primera línea de la coalición. A pesar de su relación turbulenta con los anfitriones, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue invitada, y aunque aún no confirmó su presencia, los preparativos cuentan con su visto bueno. Por videoconferencia, estarán conectados los gobernadores e intendentes. El único orador será Alberto Fernández y además de los medios tradicionales, el mensaje será transmitido a través de una aplicación especial, donde los simpatizantes podrán loguearse y hacer “check in” para formar parte de una movilización virtual, acorde a los tiempos de pandemia. Se utilizará una app diseñada para ese tipo de eventos que ya se probó en Estados Unidos y Europa.
En el gobierno esperan que el respaldo le dé un nuevo impulso a diez meses de haber asumido y que tras gestionar un default (que ya se resolvió) y una pandemia (que todavía no) todavía no termina de encontrar la fuerza para disputarle la agenda a la oposición encarnada en los principales grupos de medios. En ese sentido, el plan económico anunciado esta semana significó la muerte muy prematura del Plan Aguantar que había anunciado unos pocos días antes el presidente del Banco Central, Miguel Pesce. Aunque los resultados nunca están garantizados, la batería de medidas para promover las exportaciones y el mercado interno muestran nuevamente al gobierno con la iniciativa. En el plano judicial, comienza articularse una respuesta al desafío de la Corte Suprema: ayer, El Destape reveló el pedido de juicio político contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rozenkrantz, impulsado por la bancada oficialista en la cámara baja.
En medio de los incendios que devastan más de diez provincias argentinas, el gobierno decidió también avanzar con una serie de leyes que protegen el medio ambiente. Entre ellas, el viernes se presentó una que impedirá la utilización de tierras incendiadas para emprendimientos inmobiliarios o para siembra. Además, se buscará incorporar al código penal el delito de deforestación y darle curso a la ley de humedales, muchas veces postergada. En este contexto, puede ser una agenda que logre sumar apoyos transversales, más allá de la grieta, aunque nadie debería subestimar la inventiva de nuestra oposición anticientífica, bolsonarista y trumpeana. Después de todo, los fuegos son intencionales y alguien debe asumir la defensa de los intereses de quienes los encienden. Ni siquiera intentan disimular: el presidente de la SRA, Daniel Pelegrina, rechazó las regulaciones, aduciendo un límite a la capacidad productiva de los grandes terratenientes. Qué país.