La comunidad organizada, un Estado presente

01 de agosto, 2020 | 19.00

No sabemos qué nos deparará el futuro mediato pero al menos contamos con una certeza: algún día esta pandemia se va a terminar. La llegada de una vacuna que permita combatir el virus del Covid-19 marcará el fin de una etapa y el comienzo a otra.

La “nueva normalidad” traerá consigo la posibilidad de debatir cuestiones que hace tiempo tienen al mundo “patas arriba”, como decía el querido Eduardo Galeano. El modelo de acumulación de riqueza voraz que rige a escala mundial, los niveles obscenos de consumo de las sociedades, la deficiente producción y distribución de alimentos, la falta de cuidado del ambiente; el desafío del teletrabajo, la capacidad del sistema de generar empleo formal, el futuro del sector informal, el rol del Estado y entre otras tantas discusiones no tan novedosas, pero que vieron la luz empujadas por la pandemia. Es difícil  poder abordarlas, pero ahí están, ganando terreno en la agenda pública. 

Nuestro país, como dice el presidente Alberto Fernández, estaba en estado pandémico antes de la llegada del coronavirus. La última experiencia neoliberal dejó altísimos niveles de pobreza y desempleo, una economía al servicio de la especulación financiera y un endeudamiento sin precedentes. La post pandemia requerirá de enormes esfuerzos para afrontar las consecuencias que nos dejará la crisis social, económica y sanitaria que vivimos. 

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De todos los debates planteados anteriormente, la necesidad de un Estado presente, que tome las riendas del país es el que más consensos genera. Ni el mercado, ni los grandes medios, ni la Justicia, pueden resolver esta situación. Sólo el Estado supo ser durante la emergencia el garante de nuestro cuidado y de nuestros derechos. En aquellos países donde el Estado se desentendió de sus responsabilidades, la pandemia hizo estragos y las muertes se propagaron al mismo ritmo exponencial del virus y la democracia se debilitó. 

En Argentina, el Gobierno nacional organizó las intervenciones del Estado en función de cuidar la salud de todas las personas, a la vez que desplegó una cantidad de medidas orientadas a enfrentar la crisis social y económica, sosteniendo derechos, ampliando el reconocimiento social: el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que alcanzó a más de ocho millones de personas, el Programa de Asistencia de Emergencia al trabajo y la Producción (ATP), los préstamos a tasa 0 para empleadores y trabajadores autónomos, la suspensión de los despidos en las empresas y la creación del Registro de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), son herramientas fundamentales para contener los efectos de la pandemia y comenzar a transitar un camino diferente para nuestro país.

Está claro que todo esto no se hizo solo. Hay una comunidad organizada que pone el cuerpo en todos los barrios del país a través de las organizaciones sociales, políticas, comunitarias, religiosas y que acompañan al Presidente en su decisión de poner la vida y la salud de nuestro pueblo por encima de cualquier otra variable. 

Este es sin duda un de los aprendizajes más importantes de este periodo aciago y que sirve para pensar el país que hay que poner de pie: la potencia de nuestro pueblo, cuando  encuentra un Estado que trabaja a su lado, palmo a palmo con la comunidad organizada, complementando los saberes que circulan boca a boca por los barrios, fortaleciendo la experiencia acumulada en años, implementando políticas públicas para salir de la emergencia, pero también para diseñar entre todos y todas el país que viene.

 

*Marcos Fernández es Director operativo del programa “El Estado en tu Barrio” de Jefatura de Gabinete de Ministros.

*Sonia Lombardo es Directora del Registro Nacional de Efectores Sociales, a cargo del ReNaTEP - Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.