Kartun: "Entré al teatro como a un club, a entrenar"

05 de febrero, 2016 | 19.07
Luego de dos temporadas con entradas agotadas y casi 200 funciones, Mauricio Kartun re estrena Terrenal con un experimentado elenco integrado por Claudio Da Passano, Claudio Martínez Bel y Claudio Rissi. Una relectura político teatral del Génesis, de aquel "conflicto patronal de origen" entre Abel, Caín y Dios. Tanto la obra como Kartun y los actores han recibido una gran cantidad de premios entre los que se destacan: Mejor Obra Argentina y Mejor Actor de Teatro Alternativo (Claudio Rissi) por los Premios ACE. Premio Teatro del Mundo a la dramaturgia y Actor Protagónico (Claudio Rissi). Premio Teatro XXI a la Mejor Obra Dramática. Premio Trinidad Guevara, Mejor Autor. Premio Florencio Sánchez, Mejor Autor Argentino. El Destape charló con Mauricio Kartun, quién contó de qué se trata Terrenal.

- ¿Cuál es el universo que atraviesa Terrenal?

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-Un cachivache, digamos. Una mezcla entre el relato bíblico de Caín y Abel y algunos munditos que me gustan mucho: los viejos loteos conurbanos, los recreos del Tigre, los tabladitos de varieté...

- ¿Que imágenes bíblicas aparecen en escena?

-Todas las del relato original de ese asesinato primigenio tienen acá correlato. Así como ha habido siempre exégetas dedicados a sacar de la biblia nuevas conclusiones que abonen a las teorías originales de las iglesias, ha habido además eiségetas, de un rol bastante menos institucional: aquellos que buscan en esas parábolas otros significados menos corporativos. La versión contracultural de aquellos otros, digamos. Me gusta pensar mi trabajo con el de un módico eiségeta que encuentra en aquellas historias de El Libro mitos de origen del pensamiento propietario y del capitalismo, porqué no.

- ¿Cómo se podría definir un "pequeño misterio ácrata"?

-El misterio fue un género teatral, el drama religioso medieval, que ponía en escena pasajes de las Sagradas Escrituras. Atento a aquello que te contaba del carácter eisegético, el nuestro es Misterio por género pero lejos del quiosco eclesiástico es ácrata por especie.

-Usted dijo "el mío es un Dios zurdo" ¿por qué esa definición?

-Alguna ocurrencia seguramente en una entrevista. No obstante: siempre me han conmovido aquellas hipótesis filosóficas sobre la existencia de ese Dios que proclama la necesidad de un mundo más justo. Y es siempre el del origen. Es el Jesucristo proclamado por Juan el Bautista instando a dar y compartir. El Dios spinoziano. Creo en esos orígenes libertarios, que las corporaciones eclesiásticas en su necesidad de negociar con el poder para sobrevivir fueron deformando luego a un credo más patronal.

-¿Qué fue lo que lo acercó al teatro? ¿En qué momento de su vida le ocurrió ese acercamiento?

-La casualidad, como casi todo en la vida. Era muy joven, veinteañero, escribía cuentos y me decían que la gimnasia de escribir teatro fortificaría en mi narrativa la creación de diálogos. Entré a él como a un club, a entrenar, y me hice allí tantos amigos, me gustó tanto el nuevo deporte, que me fui quedando. Empezaron a decir que lo hacía bien, me empezaron a pedir obras, me enamoré de una actriz, esas cosas. Cuando miré hacia atrás la narrativa ya estaba tan lejos que volver era un quilombo, así que me quedé.

-El humor, la risa, ocupan un lugar importante en sus creaciones ¿por qué? ¿es de tener mala fama la risa?

-Es así, la risa tiene mala prensa. Aquel que ríe mucho no es "serio", no se preocupa por lo importante. Hipocresías impuestas siempre por la autoridad que necesita del poder simbólico de lo solemne. Y gran mentira: el humor es una de las actividades más serias, valga la paradoja. Pocas cosas se parecen más a la poesía que los dispositivos y procedimientos del mecanismo hilarante. Pocas comuniones tan poderosas en el humano como la risa compartida. La seriedad es pomposamente profana. Lo risa es alegremente sagrada. Y como el trabajo, la producción, son bichos exclusivos del universo profano le rajan a lo cómico como a la peste porque desbarata cualquier orden. Para el capitalismo lo sagrado es que vayas a la iglesia un domingo así no perdés producción. Cualquier intromisión que apunte hacia lo absoluto, hacia el ser, lo perjudica. Fuera del hacer todo es pérdida.

-¿Cómo analiza el actual momento político y social del país?

-Preocupante. Hacer un cuadro de situación sería como escribir en el agua porque todo está en movimiento. Pero en un momento histórico como el que veníamos viviendo, donde distintos gobiernos latinoamericanos parecían haber encontrado al fin el rumbo común hacia una identidad política y cultural, hacia una comunión ideológica construida sobre de ejes básicos de justicia social, de independencia y de soberanía, esta nueva situación que nos toca desbarata las cosas otra vez. Al menos por aquí. La última década fue de construcción que es siempre un acto de felicidad. Veo venir tiempos donde la energía se irá completa en intentar proteger a las cosas de la destrucción.