El artista Hernán Salamanco, el pintor que reutiliza las chapas como lienzos a los que pinta con esmaltes industriales y experimenta con materiales, colores, texturas y atmósferas, se presenta en la muestra "Biopics" de la galería Smart Gallery con una naturaleza que vuelve a estar presente como gran tema de su obra, aunque sin embargo manifiesta como posibilidad el representar figuras humanas, gracias a una nueva técnica que utiliza.
Salamanco, expuso individualmente en el Centro Cultural Recoleta (2015), el Centro Cultural Borges (2013) y MACRO (2013); en las galerías SlyZmud, Braga Menéndez y Smart Gallery de Buenos Aires y en San Pablo, Brasil. Participó en muestras colectivas en el Mamba, Malba, Proa, CCEBA, el Centro Cultural Rojas y el CCK, y su trabajo fue presentado en Londres, Bruselas, Nueva York, San Pablo y Santiago de Chile, entre otras ciudades. También recibió la Beca del Fondo Nacional de las Artes (2000), el Premio LXII Salón Nacional de Rosario (2008), el 1ª Premio del IV Salón Banco Central y el 2ª Premio Salón Banco de la Nación (2010), entre otros.
Con la naturaleza como gran tema, lo llamativo es la ausencia de la figura humana en las obras del artista: "En esta muestra la elección de los temas es algo que viene desarrollándose en otras series también, mi afección y cercanía con la naturaleza es de toda la vidas, sin embargo, con los pájaros es distinto. Siempre pinté escenas de árboles en la nieve o paisajes como en la serie sobre el Amazonas. En general siempre tienen un correlato externo e interno muy de idea y vuelta", dice a Télam.
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"Ese paisaje o imagen, esa temperatura, ese clima, ambiente, también reflejan un poco lo que pasa adentro, me da la pauta, a través de esa metáfora, poder soltarme, expresar determinadas cosa", acota.
En cuanto a los pájaros estos ya habían aparecido junto con las imágenes "pop" sobre chapa pero no como una serie que empezó a desarrollar hacia el 2002. "Luego de muchos años los retomé y me di cuenta que después de haber pintado jarrones con flores, que es una imagen de algo que está en proceso de descomposición, si bien puede tener su belleza es algo que está yendo a su muerte, el desafío era cómo pintar algo vivo que fuera también de nuestro entorno, y también de la ciudad", destaca.
Y esto tiene que ver, con "cómo prestamos atención, frenamos nuestra locura diaria para reparar en cuestiones muy sutiles tales como puede ser ver un pajarito en una rama mientras voy al médico o al trabajo", algo que implica "frenar, divisar, percibir, y conectar un poco", manifiesta.
Aunque, aclara, volviendo sobre la no representación de personas en sus pinturas, que le resulta más sencillo "transportar una humanización a un personaje vivo (como un pájaro), sobre todo por el tamaño, el cambio de escala", pero a las personas, si las pinta, las hace de espaldas, porque como dice "no me sentía muy cómodo al sentir que estaba trayendo presencias, sobre todo, porque venía de representar lugares vacíos o muy desapegados". Y agrega que esto "no quiere decir que no las haga en algún momento, de hecho tengo muchas ganas".
Abordar el cuerpo humano, la piel, puede ser factible con una nueva técnica que experimentó post pandemia donde logra que "las chapas tengan otro nivel de absorción y retención de pintura distinta a la que tenían hace unos años, con un arenado y horneado en la base" que permite a la pintura tomar una forma más "acuarelosa, que parece tinta o algo más atmosférico", y esto le permite imaginar "la vibración de un cuerpo desnudo o los tonos piel, pero es algo a lo que me voy a tener que animar".
Por otro lado, su obra "Flores silvestres" (2022) de esmalte sobre chapa horneada de 100 por 200 centímetros, es una de las obras seleccionadas para participar del Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat que estará expuesta hasta enero próximo en el Museo de Puerto Madero.
Con información de Télam