Bien al sur de Mendoza, por la ruta nacional 40 en su ingreso hacia la 222 y al toparse con el río Salado, tres valles sorprenden al visitante que llega a Malargüe en medio de arroyos, vegas y toda la majestuosidad de la Cordillera de los Andes.
El paseo todo pavimentado comienza con un camino de curvas que llevan directo al ingreso al Infiernillo, un camino para aventureros con mountain bike o 4x4 que conecta con Los Molles por una ruta alternativa.
Esta se ubica a pocos kilómetros de la intersección entre la ruta nacional 40 y la provincial Nº 222, donde un majestuoso camino de curvas y contracurvas en ascenso nos muestra la Cuesta del Infiernillo, una gran colada de lava basáltica que en su altura máxima se transforma en un excelente mirador del valle del Río Salado.
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Para quienes eligen la ruta tradicional de la 222, bordeando el
cañón del río Salado, le siguen la laguna Niña Encantada, el valle de los Molles y el Pozo de las Ánimas.
Leyendas, volcanes y ríos subterráneos forman parte de una laguna de 80 metros de diámetro de agua cristalina en tono esmeralda que invita a caminatas, cabalgatas y safaris fotográficos, pero no así a acampar ni hospedarse en el lugar, sino que para ello hay servicios de hotelería y cabañas a muy pocos kilómetros.
La leyenda cuenta que en las noches de luna llena una bruja convertida en piedra observa hacia la laguna buscando a una joven pareja enamorada que vio truncado su destino de amor.
Siempre por la 222 y todo pavimentado se encuentra el paraje Los Molles, pionero en pistas de esquí que ya no existen, pero con una creciente actividad hotelera que comenzó hace 90 años con el hotel Termas Lahuen-Co.
"Aquí el visitante puede encontrar restaurantes con gastronomía regional e internacional, casas de té, baños termales terapéuticos, y muchas actividades al aire libre como cabalgatas y trekking típicas para disfrutar del paisaje", resaltó el director de Turismo de Malargüe, Marcelo Rivarola.
También muy cerca de allí los turistas se sorprenderán con el Pozo de Las Ánimas, dos dolinas características que fueron erosionadas por los ríos subterráneos que originaron espejos de aguas verdes con casi 300 metros de diámetro cada uno.
El segundo valle es el majestuoso circuito de Las Leñas, el centro de ski más importantes de Latinoamérica con sectores fuera de pista accesibles por los medios de elevación, un descenso ininterrumpido por pistas de 7 kilómetros y 16 medios de elevación.
"En verano es igualmente variada la oferta ya que hay disponibilidad de hospedaje y se desarrollan deportes y actividades de aventura como trekking, tirolesa, escalada y rappel, cabalgatas y Mountain Bike, depende la temporada", advierten desde el complejo.
Rivarola anticipó que este verano "se amplía la oferta gastronómica con el agregado que cada restaurant tendrá un plato distintivo con ingredientes tradicionales de la zona como el chivito, el cordero y la trucha que formarán la guía 'Malargüe, sabores y paisajes'".
Tras pasar Las Leñas arranca el ripio y la ruta se vuelve sinuosa y para intrépidos conductores, aunque el premio de llegar al Valle Hermoso (solo en primavera y verano) justifica el esfuerzo ya que justo es allí donde se empieza a sentir el alma de los Andes.
Un mirador a 2800 metros de altura, que será la primer postal con el marco de altas cumbres coloridas, está ubicado a 95 kilómetros de la ciudad de Malargüe y a unos 21 kilómetros de ripio desde el Valle de Las Leñas, y es uno de los paisajes más emblemáticos en la región, no tan solo por su belleza sin igual, sino también por toda su riqueza arqueológica.
Este valle cuenta con una gran laguna donde se realizan algunas actividades acuáticas, tales como canoa, kayak y pesca; y en su costa existe un parador con servicio de camping, glamping, restaurante y proveeduría.
También puede disfrutar de una interesante caminata o cabalgata hacia los pozos de aguas termales, una real aventura luego de cruzar tres ríos.
Además de cabalgatas, y alquiler de bicicletas hay servicios de guías que contarán acerca de los antiguos pueblos originarios que habitaron la región y dejaron sus pinturas rupestres, además de la exótica flora y fauna.
Eso si, el camino es sinuoso, en pendiente y con algunos obstáculos de piedras o agua en el camino, por lo cual se recomienda transitar en vehículos aptos y con mucha precaución.
Sin embargo, armados de paciencia y yendo despacio, en algunos tramos casi a paso de hombre, se puede avanzar en auto común y provistos de víveres dado que no hay ningún tipo de mercado por el camino.
Con información de Télam