Abusos laborales: el lado B de marcas VIP

Firmas que producen marcas destinadas a sectores de alto poder adquisitivo trasladan el costo de la pandemia a sus trabajadores. La doble cara de los artículos de lujo,

05 de julio, 2020 | 11.00

Surfear un período de inestabilidad económica es complicado, pero enfrentar esta crisis sin precedentes sí que es todo un desafío. Dada la circunstancia, idealmente se espera que las empresas de mayor renombre utilicen su espalda financiera para que los trabajadores sufran el menor perjuicio posible. Sin embargo, en el rubro de la indumentaria, varias de las marcas VIP como Legacy, Complot y Bowen, distan de mantener una política similar.

“Lo que sucede en Legacy es un caso emblemático, no pagar es una constante de la empresa”, dijo el Secretario Gremial del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines (SETIA), José Minaberrigaray.

La disputa desigual entre la empresa, cuya razón social es Corporación Río Lujan SA, y los trabajadores, comenzó a intensificarse desde que Legacy entró en concurso de acreedores en junio de 2018. No fue la única a la que el declive económico la llevó a esa instancia: lo mismo sucedió con Wanama, Ayres, AY Not Dead y Grimoldi. Dos años atrás, la destrucción del empleo registrado en el sector produjo, según el ex MInisterio de Producción y Trabajo, la pérdida de 3536 puestos de trabajo.

Desde la presentación del concurso a la actualidad, los trabajadores reclaman incansablemente un cronograma de pagos de sueldos y aguinaldos adeudados para hacer frente a un período económico crítico, una ruta sinuosa que no hace más que ir en picada. Ya para diciembre de 2019 los empleados recibían el 75% del salario y hasta en tres o cuatro cuotas, explicaron desde SETIA. En su momento, los trabajadores remitieron una carta a la Gerencia advirtiendo un cese de actividades en caso de no responder a una recomposición salarial, sin recibir respuesta. “Tenemos hasta 35 denuncias presentadas en el Ministerio de Trabajo por demoras e incumplimiento en el pago, pero más de una vez no se presentaron a las audiencias del organismo”, dijo Minaberrigaray.

 En medio de un contexto tan atípico como es una pandemia, se especuló con que las autoridades se adecúen a la imperante necesidad salarial de los empleados, pero las remuneraciones en cuotas no cambiaron aunque, como muchas empresas de renombre, también hacen uso del programa de Asistencia al Trabajo y a la Producción (ATP).

 “Paremos todo acá, hasta que no aparezca la plata no trabaja nadie”, reclamó el dirigente de SETIA.

Legacy no es la única empresa que no remunera en tiempo y forma. Desde la entidad denuncian que Ossira, marca de indumentaria femenina encontrada en los shoppings más calificados de CABA, también mantiene atrasos en el pago, pero “ninguna llega a hacer lo que hace Legacy”, indicaron. No sólo la situación se manifiesta en locales. En paralelo, fábricas de producción textil como Textil Ibero Americana o Grupo Sedamil, la cual fabrica para Nike y Adidas, entre otras, también integraron parte del reclamo por un salario en tiempo y forma.

Desde la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), definen a la situación como “crítica y al borde del colapso”. Su presidente, Claudio Drescher, dijo que luego del 17 de julio, tampoco se sabe si podrán reabrir los locales, y resaltó que las ventas en AMBA a nivel nacional “representan el 80%” porque en el área también están los centros de distribución. “Las empresas del sector se encuentran con enormes inventarios que han acumulado para vender en un invierno que desapareció, con lo cual entre el 50 y el 60 de la mercadería que se ha producido no esta vendida”, advirtió Drescher.

A lo largo del ASPO fueron varias las marcas que tomaron medidas de ajuste de personal. alegando “fuerza mayor”, pese a que el DNU 329/2020 determinó la prohición de despidos por “fuerza mayor o falta o disminución del trabajo”.

Es el caso de COMPLOT, que en abril cesanteó a 49 empleados, medida que SETIA logró retrotraer en las audiencias realizadas. Según la firma, lograron reiconporarlos gracias a la asistencia del Estado, pero el gremio también accionó contra las rígidas argumentaciones para la no-reincorporación. Por otro lado, de acuerdo al sitio Gestión Sindical, la firma Bowen desde abril decidió abonar solo el 50% del salario. Según un denunciante anónimo, “el sueldo habitual es de $15.000”, lo que indica que tampoco cumplirían con pagar el salario mínimo, vital y móvil de $16.875. Lo mismo sucedió con la firma Cheeky SA, propiedad de Juliana Awada, intimada por el mismo organismo a pagar el salario completo. “La suma pagada a los trabajadores representa en algunos casos entre el 10 y el 15% del salario”, declararon representantes de distintos sindicatos textiles a Tiempo Argentino.  Desde el Ministerio de Trabajo bonaerense explicaron que es ilegal arreglar una rebaja que no es del 75%, siguiendo lo indicado por lo acordado entre CGT-UIA. Menos sin acuerdo sindical mediante.

Aunque desde CIAI publicaron que la producción de ropa cayó -78,2% interanual, las ventas en los shoppings un 59,3%, ventas en comercios minoristas un 74,5% y la producción de hilados y telas un 57,8%, Drescher resaltó: “para una PYME siempre la prioridad son los empleados, siempre es una instancia última analizar los despidos del personal”, y destacó el ATP y las postergaciones de impuestos como medidas “muy importantes” ya que este año “no se podrá considerar un repunte en el consumo”. Sin embargo, la reapertura a largo y ancho del país pareciera traducirse en leves signos de reactivación económica. Jorge Squerra, dueño de una PYME textil dedicada al hilado y tejido, dijo: “Los negocios que en el interior están funcionando son los que están traccionando la producción. Estaremos en nivel aproximadamente de 40%-45% de lo que éramos pre pandemia”. Aunque el comerciante admitió que “la rentabilidad no existe”, recalcó que desde la empresa “no tienen ninguna intención de despedir a nadie” porque “se propusieron aguantar”, aunque los hayan “castigado con cheques rechazados y demoras tremendas en los pagos”

Como parte de la estrategia post-pandemia, el presidente de la CIAI aseguró que debe haber “un plan de reconstrucción productiva” y que saben que “Matías Kulfas y  Ariel Schale están trabajando en esto”. “Es necesaria una capitalización de las PYMES de indumentaria, textil, calzado, para retomar las actividades, para generar valor. Lo llamamos el Plan Marshall de reconstrucción de la industria, es determinante”, acentuó y opinó que, del lado de la demanda, el plan Ahora 12 “es central” pero deberían agregarse tres meses de gracia en su esquema. “La primera cuota debería pagarse a los 90 días de revisado el consumo. Hay adicionales que ya los está trabajando la Secretaría de Comercio Interior de Paula Español”, aseguró el empresario.