Por Miguel Peirano
Ex Secretario de Industria y Comercio de la Nación, ex Ministro de Economía y Producción.
Especial para "El Destape"
Los resultados electorales en Brasil permiten proyectar la consolidación de los avances del Mercosur y resolver los desafíos crecientes que esta estratégica relación bilateral plantea.
Las dificultades que las economías del bloque pueden presentar no se originan en el funcionamiento del Mercosur. En numerosas oportunidades se trasladan las responsabilidades de los problemas, con un espíritu y una evaluación equivocada, al proceso de integración.
Asimismo, aquellas propuestas que plantean habilitar negociaciones unilaterales de sus socios, sin consenso con los restantes países, son contradictorias con la lógica de funcionamiento y de beneficios recíprocos que la integración plantea. En ese camino, se tornaría inviable compatibilizar las reglas de funcionamiento del Mercosur con preferencias o acuerdos comerciales unilaterales.
Es claro, que la dimensión favorable de este tipo de procesos no puede analizarse desvinculados de la consistencia macroeconómica de los países. Pero el Mercosur es una definición central, estratégica, y la relación de nuestro país con Brasil abre extraordinarias oportunidades. Esta visión no implica subestimar los desafíos que Argentina tiene en su relación con la economía brasileña.
Por ello es clave tener una clara visión del rol de la Argentina en el bloque, para garantizar el equilibrio en materia de desarrollo, industrialización, orientación de las inversiones y sus implicancias sobre el dinamismo sobre el valor agregado y el empleo.
La dimensión de los desafíos del bloque son muchos. Y la agenda es conjunta. Solo a modo de ejemplo mencionamos la necesidad que hay de resolver la posibilidad de importar insumos, la de poder proyectar con certidumbre los acuerdos en cada sector económico en materia de intercambio comercial, en síntesis, la certidumbre básica para el desarrollo de sectores claves en la relación de ambos países.
También es evidente, que hay desequilibrios comerciales o incumplimientos a los tratados constitutivos del Mercosur que son el origen de medidas de compensación sectorial. Hay desequilibrios que son responsabilidades compartidas.
Es desde el Mercosur, y con criterios consensuados, que debemos enfrentar los desafíos en materia de negociación internacional, los alcances de negociaciones tan importantes como las encaradas con la Unión Europea, como la relación con el Asia-Pacífico, o las propias reglas que pone en análisis la Organización Mundial de Comercio. Incluso, la posibilidad de plantear un orden económico más equitativo y eficaz, con entidades supranacionales que le otorguen al capitalismo un mejor funcionamiento, debe ser encarado con el poder que implica un rol común del Mercosur.
Los países integrantes tienen un espacio importante en el escenario económico internacional, tanto por la disponibilidad de recursos humanos y naturales, tamaño de mercado, y potencial de las economías. Y ese potencial puede incrementarse en el mediano plazo.
Así como los extraordinarios recursos que nuestro país tiene se ven limitados en la realidad si las políticas aplicadas no son consistentes, el propio desarrollo de la región y la sustentabilidad de las políticas requiere de un sistema global con reglas y entidades supranacionales mucho más eficaces que las existentes.
La relación de Argentina y Brasil, la de nuestro país con los socios del Mercosur, debe ser el núcleo central a partir del cual nos insertemos en el mundo.
Mercosur e inserción internacional
10 de noviembre, 2014 | 09.39
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