Se llevó a cabo el primer debate entre candidatos a presidente en la historia Argentina y, como era de esperarse, dejó mucho material para el día después, entre los conflictos con algunos medios para poder realizar una cobertura como corresponde hasta los errores "estilo De la Rúa" del candidato de Cambiemos, Mauricio Macri.
Periodistas y miembros de la organización estaban convocados desde las 19 en la Facultad de Derecho de la UBA. El edificio estaba literalmente partido al medio: mientras que los trabajadores de prensa ingresaban por una puerta, un vallado impedía que pudieran acceder al otro sector, destinado a miembros de Argentina Debate, de los equipos de campaña y los moderadores Marcelo Bonelli, Luis Novaresio y Rodolfo Barili. La distinción de clases se observaba hasta en el catering: agua mineral y pebetes de jamón y queso para la prensa, canapés y vino Nieto Senetiner para los demás.
El enojo con la organización fue in crescendo de parte de varios cronistas, quienes se enteraron que solo iban a poder acceder a una sala de prensa donde se iba a poder ver el debate en pantalla gigante pero sin acceder al mismo salón de actos que albergó la discusión. "Venimos a hacer notas de color, así es imposible" fue el reiterado reclamo que era precedido de una negativa rotunda de parte de voluntarios a cargo de "colaborar" con la prensa. Hasta una periodista extranjera se mostraba sorprendida por la imposibilidad de estar en el mismo salón.
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Ante una queja que no cesaba, y que incluso aumentó cuando varios medios se enteraron que periodistas de La Nación y Clarín sí se les había permitido acceder a donde iba a realizarse el debate, la candidata a vicepresidente del FIT, Miriam Bregman, se acercó a interiorizarse de la situación para luego intentar destrabarla. Finalmente, la férrea resistencia cedió.
El debate comenzó con Mauricio Macri equivocándose de atril, algo a lo que el primer moderador, Marcelo Bonelli, lo corrigió para que se ubicara como corresponde. El jefe de Gobierno porteño cometería un error similar una vez finalizado el debate, cuando ya se había retirado del escenario pero aún quedaba la foto final con los cinco candidatos presentes.
El exclusivo público escuchó en silencio los distintos discursos y cruces entre los aspirantes a la presidencia, tal como les habían exigido antes de comenzar. Solo se cortó en el momento en el que Rodríguez Saá se cruzó con Stolbizer cuando la candidata de Progresistas le preguntó por las leyes sobre violencia de género en San Luis y el puntano le respondió: "Yo no gobierno la provincia", lo cual generó risas y murmullos de los asistentes, quienes seguramente recordarán el poder que ese apellido tiene en la provincia.
Stolbizer fue la protagonista también en los cortes, ya que en dos ocasiones se demoró más de la cuenta para volver a su lugar. Desde los parlantes la llamaron insistentemente en ambas ocasiones porque había dado muestras de impuntualidad.
Novaresio confesó que se sintió "emocionado" por formar parte del debate y al menos esa emoción se le notó: en dos oportunidades pidió que los candidatos, en dos minutos, respondieran quiénes iban a ser sus ministros de Seguridad, a quienes iban a proponer para la Corte Suprema, qué pensaban de la despenalización del aborto y del consumo de drogas, entre otros temas. Un referente de Cambiemos se quejó por lo bajo a este medio por lo que consideró una exageración, pero lo atribuyó al deseo del periodista de querer lucirse. Novaresio fue quien dijo a su vez que el debate "le estaba ganando en rating al fútbol" y criticó a la Televisión Pública por no sumarse a la transmisión.
El cierre del debate estuvo acompañado de un fuerte aplauso. La "barra" del FIT fue una de las más ruidosas. Entre los asientes podía verse a Claudio Della Carbonara gritando y levantando el brazo, en apoyo a Del Caño.