Distintos análisis de consultoras internacionales venían previendo que la demanda mundial de petróleo iba a comenzar a desacelerarse a partir de 2030, sobre todo por el aumento del parque de vehículos eléctricos, principalmente del mercado chino. Pero ahora el escenario parece estar cambiando y la transición hacia otras fuentes energéticas se demorará al menos una década más. Esta proyección es una novedad que favorece el desarrollo de Vaca Muerta, que no para de crecer, pero que su éxito está directamente atado al crecimiento de la demanda mundial de crudo.
Vitol, el principal comercializador de energía a nivel mundial, difundió un informe en donde afirma que la demanda mundial de petróleo crecerá al menos hasta 2040, tal como publicó esta semana el diario británico Financial Times.
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El informe deja a un lado los movimientos del precio internacional del barril de crudo provocado por la política arancelaria y de aumentar la producción local que está impulsando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y establece una mirada a largo plazo que funciona como una señal positiva para la formación no convencional argentina.
El dato es novedoso porque afirma que el hambre de petróleo del planeta no va a caer luego de 2030, como estaba previsto, sino que se mantendrá en ascenso por 15 años más. Es decir, es un cambio relevante respecto a las proyecciones que venía manejando el mercado internacional y el sector energético puntualmente.
Vitol, conformada en 1966 por capitales de origen de Estados Unidos, Inglaterra y Países Bajos, estima que la demanda de petróleo del mundo llegará a los 110 millones de barriles diarios (bdp) hasta mediados de la próxima década y luego se mantendrá estable hasta 2040.
Vaca Muerta viene rompiendo récords de producción de petróleo y de gas. La Argentina está en niveles que no registraba desde hace más de dos décadas. La economía, y el país en general, de a poco se van acostumbrar a que el petróleo esté en la agenda pública como nunca antes. Por ejemplo, la Argentina produjo en diciembre de 2024 alrededor de 765.000 bdp y está por superar a Colombia como tercer productor de crudo de la región, detrás de Venezuela (está cerca de la Argentina con alrededor de 800.000 bdo) y Brasil (3,7 millones de bdp y ubicado séptimo en el ranking mundial).
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Se espera que la producción no convencional en Vaca Muerta escale a tal nivel que pueda aportar superar el millón de barriles diarios y llegar a exportaciones por US$ 30.000 millones anuales, más que el complejo sojero.
Si bien no alcanzará en volumen a los principales productores del mundo (Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita, Canadá, China e Irak entre otros), si la Argentina concreta grandes exportaciones de petróleo se ubicará como un jugador más en el tablero mundial energético.
Para esto, compañías como YPF, que produce el 47% del petróleo y el 23% de gas natural del país, según el Reporte Anual de Oil Production Consulting publicado esta semana, están construyendo oleoductos para ampliar la capacidad de transporte y poder evacuar la producción de Vaca Muerta por el océano Atlántico, aunque también para Chile.
A esto hay que sumarle los volúmenes de gas que Vaca Muerta podrá exportar en el futuro hacia Brasil y, de concretarse los proyectos de licuefacción, los envíos al exterior de Gas Natural Licuado (GNL).
Una de las pocas amenazas serias para Vaca Muerta, junto con los vaivenes económicos locales, es que la transición energética que el mundo vive provoque una caída en la demanda de petróleo. Si la demanda internacional cae, el crudo de Vaca Muerta, la cuarta reserva de shale oil (petróleo no convencional) del mundo, podría quedarse prácticamente sin mercados. Las petroleras no tendrían a quién venderle los barriles producidos en Neuquén.
Por eso es relevante que Vitol, que es un jugador muy destacado en el comercio mundial de energía, afirme que la demanda se sostendrá unos buenos años más, justo en el mismo período que las petroleras locales estiman que será el pico productivo de Vaca Muerta, la joya petrolera argentina.