Dólares: entre el drenaje y las mejores perspectivas

Desde el inicio del actual gobierno se experimentó un fuerte drenaje de dólares para abastecer la demanda financiera privada, y la situación se tornó más compleja en los últimos meses con la pérdida del superávit comercial. Sin embargo, esta situación podría modificarse en el corto plazo.  

26 de agosto, 2022 | 00.05

Desde el inicio del actual gobierno del Frente de Todos y hasta mediados de este año, entraron al país 40.278 millones de dólares por el superávit comercial de bienes y los aportes del FMI, mientras que salieron 42.893 millones por el déficit comercial en servicios, los vencimientos de deuda pública y privada, y la fuga sector privado. Ello implicó, según el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas de la Universidad Nacional de Rosario, que el saldo total de la gestión del Banco Central tuviera una pérdida de 2.615 millones, que se hubiera extendido a una baja de 8.169 millones sin los aportes del FMI.

De esta forma, pese a que el año pasado tuvo el nivel de exportaciones de récord de la última década, y el actual se encamina a tener un récord histórico, el país no pudo acumular dólares sino que perdió parte de los mismos incluso luego de los aportes del FMI. En gran medida, por los requerimientos del sector privado al Banco Central “para pagar sus deudas o para constituir activos externos (fuga)”, aclara el informe del Mirador, cifrando estas dos actividades en 19.036 millones de dólares.

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Incluso, de acuerdo a la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), el Banco Central tuvo un sesgo vendedor a lo largo de casi todo el mes de julio, cuando perdió 1.284 millones de dólares, a lo que debió sumársele el pago de dos vencimientos al FMI por más de 1.900 millones de dólares, con lo que el stock de reservas, que había finalizado en junio con 42.787 millones de dólares, cerró julio con 38.232 millones de dólares. En cambio, hasta el 24 de agosto se encontraba en 37.002 millones.

Este constante drenaje de reservas divide como en otras cuestiones a los economistas del actual gobierno. Mientras que desde un sector se critica la laxitud con que se han entregado al sector privado miles de millones de dólares durante los últimos dos años para el pago de deudas y fuga, desde otro sector esgrimen que haber ajustado el cepo a esas demandas privadas, hubiera significado una mayor brecha entre el dólar oficial y aquel que utilizan las empresas para abastecerse de dólares por fuera de los canales oficiales, lo que hubiera repercutido en mayores niveles de inflación.

La balanza comercial, entre el déficit y mejores perspectivas

El panorama se complejiza cuando se tiene en cuenta que está sucediendo con la balanza comercial, es decir la dinámica de las importaciones y exportaciones, si se tiene en cuenta que, con los mercados de créditos internacionales cerrados debido al sobreendeudamiento operado durante el macrismo, al país solo ingresaron dólares producto de este medio, es decir la diferencia entre nuestras exportaciones e importaciones.

De acuerdo a información de CIARA CEC, la liquidación de dólares proveniente de la exportación de granos y subproductos agropecuarios fue de 3.164 millones de dólares en julio, es decir un 17 por ciento menos que en junio y un 10 por ciento menos que en julio del año 2021. Esta cuestión se liga a lo reportado por FIDE, que en base a cifras de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y las Declaraciones Juradas reportadas por el ex Ministerio de Agricultura, señala que habría unas 18 millones de toneladas de soja sin liquidar, equivalentes a unos 14.000 millones de dólares, en propiedad de los productores agropecuarios, con un volumen declarado a exportar equivalente al 50 por ciento del proyectado de la producción esperada de harinas y aceites de soja, y de solo el 20 por ciento del volumen de granos, es decir “bastante por debajo del ritmo normal”.

Esta es una de las causas para que en los últimos dos meses se perdió el superávit comercial que abastecía de dólares al país, pero también se deben sumar aquí las crecientes erogaciones por importaciones energéticas.
En cifras, luego de tener superávits constantes, julio mostró un mes donde las exportaciones se incrementaron sólo 7,2 por ciento interanual y las importaciones 43,7 por ciento, con lo que estas últimas superaron en 115 millones de dólares a las exportaciones. Y el mes pasado salieron del país 437 millones producto del déficit entre exportaciones e importaciones, cuando el mismo mes del año pasado se había registrado un resultado superavitario de 1.537 millones de dólares.

Sombras y luces en la energía

Estas cifras no solo tuvieron que ver con el retraso en la liquidación de los agroexportadores, sino también con las compras energéticas. En efecto, desde la consultora ABECEB infirmaron que las mismas se incrementaron en julio un “notable” 217,7 por ciento interanual, a causa de un 111,3 por ciento en los precios y 50,8 por ciento en las cantidades, y representaron el 24 por ciento de las compras totales de mayo y julio, mientras que los primeros cuatro meses del año, cuando la balanza era aún superavitaria, habían sido de solo el 14 por ciento. Por caso, para Julio el crecimiento de las importaciones totales por 2.495 millones de dólares interanuales, se explicó en un 60 por ciento por la energía, que pasó de costar 718 millones en julio 2021 a 2.281 millones en el último mes. Así, concluyen, de haberse mantenido los precios de julio 2021 el saldo comercial hubiera sido superavitario en 425 millones de dólares en lugar de deficitario por 437 millones.

Con todo, pese al drenaje de divisas, el retraso en la liquidación de los agroexportadores, y el aumento de las cantidad y precio de las importaciones energéticas, del informe de ABECEB se desprende que en el corto plazo el saldo comercial volvería a ser positivo debido a la menor necesidad de importación energética a causa del cambio de temperaturas. La salida de dólares para pago de deuda y fuga, así como la liquidación de exportaciones, dependerán en cambio menos de factores climáticos como de las políticas que instrumente el gobierno.

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