Libros en cuotas, menos novedades y un catálogo sesgado por "lo que rinde": la industria editorial cierra un año marcado por el ajuste

Con ventas en baja, lectores cada vez más condicionados por el precio y un mercado que apuesta a lo seguro, editoriales y librerías cerraron 2025 ajustando catálogos, expectativas y formas de sobrevivir.

31 de diciembre, 2025 | 07.30

El 2025 concluye con un sabor amargo para la industria editorial. En un año signado por recortes a la cultura y educación, entre otras áreas, la industria del libro en Argentina despide uno de los periodos más difíciles tanto en producción como en venta. Editoriales y librerías tuvieron que ajustar su catálogo y reducir costos y expectativas para poder subsistir. El resultado, entonces, es alarmante: menos oferta de novedades, menos posibilidades para autores nuevos y un sesgo sobre "lo que hay que leer" marcado por las empresas con más cintura económica.

"A grandes rasgos es otro año en donde se vendió mal", se lamentó Victor Malumián, editor del sello Godot y co-fundador de la Feria de Editores. Y es que en Argentina no hay números oficiales de ventas de libros como sucede en otros países, solo tenemos un posible acercamiento por los análisis presentados por la CAL (Cámara Argentina del Libro). Sin embargo, también existe un termómetro propio: el boca a boca de los libreros, que son quienes batallan día a día.  “Yo no creo que haya menos lectores, creo que hay menos disponibilidad de dinero para comprar libros", reflexionó Cecilia Fanti, dueña de la pequeña cadena de librerías Céspedes, que tiene sucursales en Colegiales, el Barrio Chino y el Centro Cultural Recoleta. 

Asimismo, sumó al contexto: "El año, en términos comerciales, fue malo. Los lectores siempre decimos que el libro es un bien prescindible, pero en muchos casos pasa que si tenés que elegir qué consumir muchas veces un libro, por los precios que tienen hoy por hoy, te ves obligado a dejarlo de lado". A esto se le suma Sebastián, dueño de Los Confines, una editorial conurbanense ubicada en Villa Ballester y organizador de la FEA (Feria de Editoriales Artesanales): "Este año, a nivel comercial, fue complejo. Quizás más complejo que el año anterior. No tenemos cifras concretas, nuestras ni generales, pero hubo una baja muy importante en el consumo. Aún en meses que históricamente fueron relativamente buenos".

El fenómeno también se ve replicado al interior del país, incluso mucho peor. Al menos así lo explica Paz González Torre, librera de La Librería, ubicada en la Ciudad de Córdoba: "Fue muy difícil, al menos nosotros estuvimos esperando que llegara diciembre para poder salvar el año porque sabemos que en esta época se vende el triple de lo que se vende el resto del año. Así logramos que más o menos nos cierren los números". En este marco, añadió: "Es impresionante como en otras épocas la gente se llevaba 2 o 3 libros para leer y poner en la mesita de luz y  ​​​​​​este año la gente se limitó a comprar para regalar o llevarse solo un solo libro, muchos comprados con tarjeta de crédito".

Desde Yenny El Ateneo, una de las cadenas de librerías más importantes del país, aseguraron que el panorama fue diferente: este año lograron aumentar en un 15% el volumen de venta de libros y un 12% la clientela total de las cadenas, teniendo en cuenta que se abrieron 3 sucursales nuevas. Sin embargo, el incremento también se dio gracias a una serie de decisiones que se tomaron a nivel empresarial: "Trabajamos mucho para lograr ese resultado. Por un lado, hacemos capacitaciones de ventas para nuestros libreros. Y por otro lado, ponemos el foco en fidelizar clientes sumando promos bancarias, realizando eventos y generando mucho contenido en redes sociales", explicó Cristian Thomassen, director de operaciones de Yenny.

En un contexto país donde, según el último informe del INDEC, la pobreza es del 31%, los salarios se mantienen estancados y se anuncian aumentos en servicios constantemente, sin ir más lejos enero del 2026 arrancará con aumentos de transporte, nafta, alquileres, prepagas y servicios públicos, pensar en invertir en cultura es imposible para la gran mayoría de la población. Y sin políticas públicas que la apoyen, la industria editorial termina siendo una de las más afectadas porque sin lectores que consuman no se pueden seguir publicando libros.

La crisis de no poder elegir: cómo la desestabilidad económica impacta a la oferta literaria

La libertad de elegir parece un derecho básico de cualquier lector, pero la realidad es que también se vio vulnerado. La fórmula es simple: al haber un público acotado que puede acceder a los libros, se priorizan las publicaciones de autores consagrados, temáticas en auge o virales por las redes sociales y libros breves que suelen tener menor costo de producción. Esto da como resultado un abanico menor de opciones, y un camino cuesta arriba para los nuevos autores que buscan que sus textos se publiquen por primera vez.

Así lo explica Malumián: "Según cuentan librerías y editoriales hubo dos tipos de retracciones, un recorte en volumen de novedades y un recorte en lo experimental de las novedades. Cuando empieza a bajar la venta, tenés que elegir entre un libro de venta incierta y un libro que crees que va a vender más. Entonces, probablemente te decantes por el libro que tiene la venta un poco más asegurada ya sea porque es una autora o un autor ya publicado o una temática que puede llegar a andar mejor".

Libros en cuotas, menos novedades y un catálogo sesgado por "lo que rinde": la industria editorial cierra un año marcado por el ajuste.

 

"La gente va al libro seguro. Ya no se ve eso de 'venir a chusmear' y ver que puede gustarte en el momento, sino que la gente viene con un libro en mente que ya investigó previamente y se lo lleva. Nadie está para tomar ese riesgo de comprar un libro que quizá después no le gusta tanto", sumó González Torre. A esto se acopló Fanti: "Nosotros teníamos un porcentaje mensual, no tan grande pero notable y constante, de libros que vendíamos a municipalidades, a universidades, a investigadores para sus proyectos. Era un catálogo muy específico como los de Siglo XXI, Eterna Cadencia, que se vendían a esas personas en específico. Eso hoy por hoy está prácticamente inmóvil. Y eso también te da a entender que esas personas ya no pueden financiar sus propias investigaciones".

Este fenómeno es alarmante, sobre todo para editoriales y librerías medianas y pequeñas, que son las que sostienen la bibliodiversidad en el país. En la mayoría de las editoriales, el ingreso por parte de las librerías se da por consignación, es decir que se distribuyen los libros y, después de un determinado tiempo, se cobra únicamente por los ejemplares vendidos. Los que no se vendieron vuelven a depósito tras un tiempo en circulación. Pero, ¿y si los lectores no cuentan con los medios económicos para explorar nuevos libros? Básicamente la venta se estanca y, en consecuencia, también la producción. Así, un circuito históricamente en movimiento como lo fue la industria editorial se queda con menos integrantes: ya no hay posibilidad para los nuevos autores para "ser descubiertos" por los lectores, y las temáticas a explorar se disminuyen porque ganan las impuestas por las grandes cadenas y editoriales, con más dinero para marketing y difusión. 

Qué se lee en época de crisis: un mapa de las tendencias lectoras en el 2025

Aunque si bien cada lector es un mundo, el 2025 estuvo signado por algunas temáticas recurrentes en cuanto a literatura. Según el informe de Yenny en no ficción primó la autoayuda (psicología, constelaciones, medicina, creatividad), como un claro síntoma de época. Y en Ficción la literatura latinoamericana pero también la Premio Nobel de Literatura 2024. Así, el libro más vendido de la primera categoría fue La Felicidad de Gabriel Rolón y de la segunda, Mi nombre es Emilia del Valle de Isabel Allende. Ambos autores consagrados a nivel nacional e internacional.  Por su parte, en el sector juvenil, El Eternauta se lleva el primer puesto, una lectura impulsada por el lanzamiento de la serie de Netflix.

Sin embargo, en el plano independiente, que generalmente tiene un público lector menos masivo, las tendencias fueron un poco diferentes: "Por generalizarlo y reducirlo de alguna manera un tanto brusca, creo que cierto tipo de lectores venían muy embalados con una literatura latinoamericana más próxima al terror, y en la mayoría de los casos escrita por mujeres. Pero notamos que últimamente se anda buscando algún tipo de libros, principalmente novela o cuento, que salga un poco de eso", reveló Sebastián de Los Confines. Sobre esto, explicó: "El contexto social y político por momentos parece una novela de terror, y creo que por eso la gente intenta salir un poco de ahí".

Reinventarse, la única salida viable en estos tiempos

Con un cierre de año bastante frustrante para la industria editorial y un panorama similar para el 2026, los libreros buscan alternativas para salir a flote y no llegar a cerrar sus negocios. Si no se pueden vender libros, se buscan alternativas de productos o movidas "satélite" que inciten a consumir literatura.

"Nosotros como alternativa empezamos a ofrecer otros productos. Somos librería 100% pero también vendemos cuadernos, libretas, stickers, remeras", aseguró Paz desde Córdoba. A lo que se sumó Sebastián: "Siempre se intenta pensar en nuevas estrategias para la venta o la comunicación, y en algún punto hicimos algunas cosas que nos funcionaron.  Las presentaciones de libros y movidas culturales siempre ayudan a traer gente a las librerías. Y, en el mejor de los casos, se tientan con algún libro. Pero creo que en general la estrategia viene por ahí: que la gente venga, y después vemos".